Este
libro está compuesto por una novela corta –“Nunca olvidaré mi nombre”- y once relatos cortos
agrupados en una segunda parte bajo el epígrafe de “Habitantes”, en la línea de
los recogidos en el anterior libro de Rosa Pastor (Alicante, 1948), “Espiral de espejos”, reseñado en este blog. Me apresuro a
decantarme, sin duda, por la novela corta, muy superior al resto, estando los
relatos bien escritos, centrados en torno a temas como el fracaso, el destino,
el enloquecimiento, la soledad y las fantasías, pero sin alcanzar la intensidad
conseguida en “Nunca olvidaré mi nombre”.
De ésta me ha
interesado el argumento: despertar de un coma tras un accidente de automóvil sin
poder manifestarlo, prisionera de un cuerpo inmóvil que no obedece a tu
voluntad, amnésica, desorientada, con la identidad perdida, condenada a la
soledad absoluta a causa de su falta de capacidad para ver y comunicarse a
pesar de que, en algunos momentos, se encuentre rodeada de personal sanitario o
visitas más o menos siniestras. En semejantes circunstancias, una puede optar
por abandonar y despedirse de la vida o por luchar y recuperar la identidad
perdida. Esto último es lo que se propone la protagonista. Magnífica la puesta
en escena. La autora coloca al lector en tensión desde la primera página,
compartiendo la sensación de encontrarse perdida en el mundo, al carecer de nombre y
de familia.
A partir de
aquí, la novela avanza como la gran aventura íntima, porque tiene lugar en la mente de
la enferma, de la supervivencia. Los olores que le van despertando la memoria.
El sexo animándose con sus propias fabulaciones. Las palabras crueles del que parece
ha sido su marido (porque los médicos le han pedido que le hable y ella puede oír), las de su
amante, cobarde y convencional y la evocación de otro hombre que no va a verla
pero que espabila su sensualidad. Un conjunto de elementos que le conducen a ir configurando una identidad
que le resulta ajena. En las últimas páginas el relato dará un vuelco para que
cada pieza recupere su lugar.
Una historia
intimista, la acción cabe en una cabeza, tremenda, ubicada en esa tenue línea
en la que la vida y la muerte se confunden, al igual que el sueño y la
realidad. Un texto difícil de concebir y de escribir, y Rosa Pastor, psicóloga
además de escritora, lo desarrolla de maravilla, con una prosa de extraña
fuerza que lo hace absorbente. De su mano, de la de su protagonista que nos
habla en primera persona, entramos en el cerebro de una persona en esa
situación límite en que la vida quiere despedirse.
Una lectura muy
recomendable.
María García-Lliberós
Reseña publicada en POSDATA, el suplemento cultural de LEVANTE-EMV, el viernes 24 de mayo de 2013.
Reseña publicada en POSDATA, el suplemento cultural de LEVANTE-EMV, el viernes 24 de mayo de 2013.
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