María
García-Lliberós
Editorial
Sargantana
València,
octubre 2015, noviembre 2016
Que una novela, en el transcurso de
su primer año, haya alcanzado su tercera edición, ya habla por sí de su valor.
Si le sumamos el nombre de María García-Lliberós como autora, aumenta nuestro
interés al tratarse de mano reconocida por galardones como el Ramón Sijé
(1992), el de la Crítica Valenciana (1999), o el Ateneo de Sevilla (2002). Diario
de una sombra nos coloca ante una obra de compleja realización formal y
claro contenido sicológico-social, al hilo de una historia de amor (o desamor),
sobre la realidad de la España franquista y de la Transición. Más bien, sobre
la moral convencional de dichos tiempos. Y sus consecuencias.
Pero lo primero que percibe el
lector es el flujo, el torrente de palabras que desborda la narración,
vehículos de un discurso en un doble plano, tanto en el propiamente narrativo a
través de la precisión y profundización de los personajes y situaciones, como
en la configuración y transmisión de valores (o no valores) que envuelven una
historia de tintes realistas cuyo leitmotiv sobrevuela des de la primera
página: la culpa, el engaño; o el engaño y la culpa.
Para el desarrollo de la idea
principal, la autora recurre a un relato en tercera persona, omnisciente, capaz
de mostrar en toda su dimensión la naturaleza de las tramas, que dé
credibilidad a los hechos, reservándose la primera persona para el relato
paralelo de la protagonista principal, como una visión más vívida, emotiva y
por tanto portadora de aspectos añadidos a la realidad, que se constituirá en
el detonante y avance principal de la acción en la obra. Acción, tiempo y lugar
que, en la obra, van alternándose y mezclándose según los ritmos exigidos, sin
atenerse a linealidad o consecutividad alguna. Londres, donde se fraguará la
relación de los protagonistas y motor de las intrigas; Valladolid, símbolo de
existencia gris; Madrid, proyectos, ascenso; Lucerna (Suiza), lejanía, soledad;
València, volver a empezar... Amor y entrega, esperanza e ilusión, lujo y
avaricia, maquinación, soledad, desengaño... Elsa, heroína real o irreal (da
título a la novela: Diario de una sombra); Gabriel, calculador y ambicioso;
Gonzalo, síntesis de los dos como proyección positiva de la historia; tres
personajes a la busca de un futuro, pero cuyo pasado les ata, en un perenne
retorno, que condiciona fatalmente su presente («recuerda... que cada uno es su
pasado y que la responsabilidad derivada del mismo, de ciertos actos, no
prescribe jamás», pág. 308).
Pero... la culpa nos remite siempre
a una causa, a un origen, a una falta o pecado en la terminología convencional
(aunque «el azar influye más que los hechos en la aparición y magnitud de
la culpa», pág. 285). Y necesita
reparación para la redención o sosiego del infractor. Aquí nos encontramos con
el punto álgido de la(s) trama(s). ¿Es posible la reparación? ¿Se atreve el
protagonista a afrontarla, a sus consecuencias? Todo un corolario de respuestas
que nos conducirán a un desenlace de fuerte impacto, en el que los personajes
se verán empujados a asumir su irremediable destino, en un contraste de
sensaciones y emociones en las que el lector se sentirá convocado para dar por
finalizados un tiempo, unas actitudes y valores afortunadamente superados.
Jesús Moncho
Jesús Moncho es escritor, autor de las novelas Puerto del este (2008) y Gran Bulevard (2005), entre otras.