Traductor: Miguel García García.
Duomo Editorial, 2018.
256 páginas.
He leído esta novela con
mucho interés y muy a gusto, tal vez porque me ha planteado preguntas de
carácter moral sobre la conducta humana y porque está escrita con una prosa
concisa, directa y eficaz.
El título ya resulta
intrigante. La retornada es la protagonista de esta historia y la narradora en
primera persona, una niña de trece años que de pronto, sin explicación alguna,
es devuelta a su familia biológica de la que ni siquiera sabía de su
existencia. Descubre que quienes creía que eran sus padres no lo eran y, sobre todo, descubre a su verdadera familia que resulta desalentadora. Se siente un
paquete que es llevado de una casa confortable con buen nivel de vida a otra en
un pueblo de la región de los Abruzos en Italia, la más pobre del país, en la
que no dispondrá ni de una cama individual para dormir ni de cuarto de baño.
Sentirá el abandono por parte de su madre, la que la ha criado, y el tremendo
cambio de condición social. En su nueva familia la supervivencia es el objetivo
único, la comida para matar el hambre es lo que importa, y no hay lugar para
lecturas, clases de ballet, ir de compras y baños en el mar. Imposible no
meterse en la piel de esa niña y sufrir con ella y preguntarse el porqué.
La novela es realista. Está
ubicada en la década de los setenta y entonces no era raro que una familia rural
pobre con muchos hijos, para eliminar una boca a la que dar de comer, entregara
alguna de sus criaturas a un matrimonio estéril y con recursos, a ser posible
pariente aunque fuera lejano, que se haría cargo de su educación sin necesidad
de formalizar tal acto mediante algún documento jurídico, por lo que la
devolución siempre era posible. Una de las causas del enorme éxito del libro en
Italia.
Donatella Di Pietrantonio |
La
retornada nos proporciona la mirada perpleja de esa joven, casi
mujer a marchas forzadas, sobre el nuevo mundo que le rodea. Y la mirada
introspectiva sobre sus propios sentimientos: ¿Puede dejar de amar a quien
hasta entonces consideraba su madre? ¿Cómo explicarse el abandono actual? Es
obvio que respecto a este punto se crea una intriga que se resolverá al final
evidenciando, de paso, la sumisión de ciertas mujeres en un ambiente machista y
patriarcal. ¿Puede empezar a amar a su nueva familia, unos padres avaros con
las palabras y con las expresiones afectivas? La relación que irá forjando con
sus hermanos, sobre todo con Vicenzo, incluyendo cierta iniciación sexual entre
dos jóvenes que acaban de conocerse, y con Adriana, su hermana pequeña, está
llena de matices y contada a través de detalles puntuales que permiten al
lector hacerse cargo sin explicaciones excesivas. Hay rivalidad, ternura,
atracción física, curiosidad, y un frente común hacia un padre que se
manifiesta a través del silencio y estallidos violentos.
Una novela sencilla en su
lenguaje, lo que transmite autenticidad, que se lee con buen ritmo y que sabe
dejar su huella. Muy recomendable.
María García-Lliberós