208 páginas. 18,90 € en papel.
Estamos ante una novela corta de Juan José Millás (Valencia, 1946), muy
representativa del autor, porque contiene todas sus obsesiones literarias (la identidad, la soledad, el amor, el componente fantástico). Una
novela que se desarrolla en tres escenarios: dentro de la mente
del protagonista, en un virtual plató de TV y en la realidad y que, por su prosa sencilla, por su pericia narrativa, por el humor que
impregna el relato y el derroche de imaginación vertido, se lee con enorme facilidad. Es una obra que,
bajo la apariencia de novela fantástica, contiene una importante carga de cariz político: un plante rebelde contra el sistema
capitalista industrial salvaje que deja en la invisibilidad a sus principales víctimas, los parados. Y una considerable dosis de
análisis y patologías psicológicas, generadas por el modo de vida actual. Aborda
problemas contemporáneos.
Juan José Millás |
El autor diseña un personaje principal: Damián Lobo un tipo frágil, sin afectos ni vida sexual (a
excepción de sus experiencias surrealistas con su hermana china adoptada), un hombre corriente y rutinario, que ha
sido despedido de su trabajo sin explicaciones tras décadas en la misma empresa y
se encuentra desorientado en la vida. Tras un incidente disparatado en unos
grandes almacenes, escondido en un armario antiguo de tres cuerpos, acabará en
el dormitorio de Lucía y Fede, un matrimonio que con su hija María viven en un
chalet de las afueras de la ciudad. Y aquí empieza la aventura de
reinventarse para volver a ser útil.
Su nuevo empleo será el de fantasma bienhechor para Lucía, la madre y esposa, y su nuevo lugar en el mundo, el armario,
donde encontrará la paz. Desde ese escondrijo estudiará al matrimonio que discute y se quieren poco entre sí, y experimentará un proceso disociativo de la realidad. “El silencio absoluto desde una oscuridad absoluta,
es lo más parecido a la muerte”, dice en algún momento.
Damián, hambriento de atención, creará en su cabeza un personaje
con el que dialoga de continuo, Sergio O’Kane, un periodista de TV
conductor de programas basura emitido en directo, con público en plató
maleducado, y se ve a sí mismo como su entrevistado estrella, con el que la
audiencia se dispara, cuando se decide a contar su aventura.
Hay una permanente confusión entre una realidad extraordinaria y la fantasía
que alimenta sus delirios y él mismo sospecha poseer una patología. La locura es un tema reiterativo en la obra de Millás. En la
segunda parte, sustituye a O'Kane por Iñaki Gabilondo,
un periodista respetado, lo que supone un plus de comicidad para el lector.
Ejercer de fantasma le requiere informarse y lo hace a través de un foro sobre fantasmas en internet donde en poco tiempo se hace famoso, desde su invisibilidad absoluta. La novela es también una parodia de la
comunicación a través de la red.
Muy conseguidas las escenas sexuales entre Fede y Paula, su empleada, ambos
vulgares, aprovechando un viaje de Lucía, y la actitud de Damián como escuchador, una forma
de mirar, desde su escondite (el voyerismo es otro tema favorito del autor).
Las conversaciones entre ellos son maliciosas (“¿te imaginas que la madre
de Lucía falleciera mientras follamos en su cama?”) y, por tanto, incrementan
la audiencia en su plató delirante y le generarán ternura hacia Lucía y, desde
su invisibilidad ejercerá su nuevo poder.
“Dios era el ser más famoso del Universo sin que nadie lo hubiera visto.
Eso era el poder, la capacidad de actuar desde la sombra”. Damián actuará desde
la sombra para consolidar su futuro. Y lo hará con ingenio y eficacia.
En definitiva, una novela inteligente, kafkiana, ocurrente, casi
surrealista, que se lee en un pispás, aparentemente ligera, que esconde una
fábula moral y política que la hacen recomendable. Una novela con la que Millás retorna a sus orígenes y conecta con lo mejor de su obra: El desorden de tu nombre , La soledad era esto, o Volver a casa.
María García-Lliberós
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