Este fue el título de la conferencia que impartí el pasado 19 de diciembre en la Biblioteca de la Dona de Valencia. La introducción la hizo la poeta y crítica literaria Gloria de Frutos y se extendió también sobre personajes femeninos de otras de mis novelas. Ella ha leído toda mi obra y sabía de lo que hablaba. Ha sido tan amable de enviarme el texto que con gusto comparto con los lectores de este blog.
Buenas
tardes. Es para mí un privilegio
y motivo de alegría estar hoy en la Biblioteca de la Dona, lugar de encuentro y
consulta donde siempre somos bien acogidas por Carmen su bibliotecaria. Hoy de
manera especial es un honor estar con la escritora María García-Lliberós a la que
conozco desde hace muchos años y con la
que comparto el placer por la lectura. María es una de mis escritoras
predilectas a la que admiro profundamente, mi fascinación por
ella se ha ido consolidando a través de su obra, desde “La Encuestadora”
publicada en 1992, ganadora del premio
Gabriel Sijé, hasta la “La función perdida”, la novela que hoy nos reúne. María
ha colmado las expectativas de una lectora habitual, como son, el hecho de
disfrutar con la lectura y la
posibilidad de aprender siempre algo nuevo. Es una gran crítica literaria
pues desde su blog “Crónicas de lecturas” ejerce una estupenda labor de fomento
de la lectura, por medio de las reseñas y las recomendaciones que todos los
veranos nos sugiere con títulos que nunca defraudan. Admiro a María
como mujer comprometida y solidaria con la que siempre se puede contar y a la
que tengo un cariño muy especial.
Al preparar esta presentación he
revisado as novelas de María García-Lliberós y me doy cuenta de lo importante que es su obra para conocer
el tiempo que nos ha tocado vivir. Siempre he mantenido la teoría de que la
persona que escribe novelas es el “otro historiador”. El que muestra la vida cotidiana de un tiempo, las costumbres, los conflictos, los sentimientos. No se limita
a exponer unos hechos puntuales con sus causas y consecuencias políticas sino
que nos muestra la sociedad de una época determinada, deja que hablen esos
protagonistas anónimos que la forman. Para entender el siglo XX y lo que
llevamos del XXI os recomiendo leer las novelas de María.
En La función perdida María se vale
del protagonista, Emilio Ferrer, personaje que atrapa desde el principio, para
abordar realidades sociales que se han
convertido en verdaderos iconos de la actualidad: la supervivencia después de la jubilación con todas las
circunstancias sociales y personales que esto implica. La soledad tras la
pérdida de la pareja, las relaciones con los hijos, el empleo del tiempo, etcétera. Emilio
Ferrer hace una revisión de la vida que ha llevado hasta ese momento y de
alguna manera se rebela ante el hecho de
ser un ciudadano pasivo. Pero hay mucho más, en esta novela. María ha construido
unos personajes que a través del
escepticismo y la ironía de Emilio, la amistad incondicional de
Guillermo y la naturalidad de Nacho se oponen a Jaime
Fontelles, Eduardo Palacios, José Luis Simó y Gerardo. Tengo que confesar que Emilio Ferrer es un personaje que me ha
cautivado con todos sus defectos y virtudes por
ese sentido práctico que le lleva
a adaptarse a cada circunstancia.
Se puede considerar que La función
perdida recrea un mundo masculino, pero no es del todo cierto. Los personajes femeninos de los que nos va a
hablar luego María son cruciales para el desarrollo de la trama y componen un
puzzle donde todo encaja y se resuelve de manera impecable. Como la conferencia
de María trata de las mujeres en La función perdida yo he hecho una breve
revisión de los personajes femeninos de sus novelas anteriores para ampliar esa evolución de la mujer en un mundo de poder masculino, porque
mirando hacia atrás se entiende mejor el presente.
Todas las mujeres en la obra de María
García-Lliberós tienen en común la lucha por la libertad, la búsqueda de su
identidad como ciudadanas de pleno derecho y la conquista de la felicidad. Cada una desde diferentes profesiones
y estatus social, con distintas estrategias aportan una visión de
las dificultades que han tenido que superar hasta conseguir la igualdad, el reconocimiento o el poder.
No voy a seguir un orden cronológico de
publicación de sus novelas sino que voy a empezar por una protagonista que sentí
muy cercana, quizás porque tendría más o menos la edad de mi madre y me ayudó a
entender a la generación que me
precedió.
Se trata de Berta, la protagonista de Babas de caracol publicada en el 2006, una mujer que es toda una lección de
resistencia a la adversidad. Nace a principios del siglo XX y muere en el 2002, sufre el peso de una educación orientada para ser una buena esposa y mejor madre:
algo de cultura general, costura y mucha moral religiosa. Babas de caracol es, bajo mi punto de vista
la novela más elaborada o completa ya que abarca casi cien años de
nuestra historia y está bien
documentada respecto a la época en la
que suceden los acontecimientos y sobre los términos legales de los que depende la ejecución
de la última voluntad de la protagonista. Berta es testigo de nuestra historia, conoce una república, una guerra, una
dictadura y una transición. Sin embargo Berta es víctima de la calumnia en una sociedad intolerante cuyas
consecuencias marcarán su vida para siempre, se comete con ella una injusticia desde la intimidad del hogar,
siendo el blanco perfecto para los
hombres que la rodearon, el padre, el marido incluso el hijo.
Eva, la protagonista de La encuestadora muestra cómo la soledad interior de muchas
mujeres, aun estando acompañadas, genera la necesidad de vivir algo diferente para liberarse de una existencia anodina. Eva encarna a esa mujer de finales del siglo XX que con valentía asume su
sexualidad. Se trata de la liberación de la mujer en el terreno emocional, en
el profesional ya se había dado, pero en el ámbito sentimental todavía era
necesario derribar ciertos tabúes y Eva hace una incursión en este territorio femenino tan desconocido a
veces por la propia mujer.
Para Violeta, el poder
y el dinero, son la clave del éxito y para conseguirlo no duda en
utilizar todos los medios de los que dispone. El juego de los espejos nos
muestra una sociedad egoísta, agresiva y competitiva. Se trata del mundo de los ejecutivos que con la nueva moral de
los tiempos que corren a finales del milenio, parece disculpar la manera de ser
de estos personajes como
aceptando que son la consecuencia de la era que les toca vivir.
El
hecho de que el mundo literario esté presente en la
novela, añadió para mí un interés especial dado que entonces yo desconocía en parte los
entresijos de los
concursos literarios y todo lo relacionado con los jurados de los premios.
Como ángeles en un burdel (2002), Premio
de novela Ateneo de Sevilla, es una novela
con un punto de crudeza que
inquieta. María García-Lliberós se
mete en la piel de la joven Angélica, de 31
años, que tiene una relación tormentosa, desde muy jovencita, con
un hombre mucho mayor que ella, Miguel, quien la seduce y manipula hasta crearle una
dependencia absoluta. Una se pregunta cómo a finales del siglo XX con los cambios sociológicos conseguidos, con una transición que no fue
perfecta pero que dio paso a libertades imprescindibles, todavía hubiera mujeres tan necesitadas de afecto para
sentirse bien y que esta circunstancia las llevara a un sometimiento tremendo.
Esta necesidad de sentirse querida la obliga a hacer cosas que no desea, por agradar a Miguel, el hombre que la domina de manera calculadora, para luego echarle en cara que carece de criterios propios o que es
insegura.El desenlace de la novela es muy fuerte porque la única salida que ve
Angélica de ese dominio es la desaparición de su amo. Tengo que reconocer que este
es uno de los personajes de la obra de María que más me ha hecho reflexionar. Sin
querer he juzgado a Angélica y el veredicto no ha sido indulgente. Puedo
entenderla, pero no aprobarla.
Lucía o la fragilidad de las fuertes (2011) nos presenta otra clase de
mujer independiente, heredera de la
fortaleza de las mujeres
que la han precedido. El
descubrimiento de un secreto familiar
cambiará el concepto que
Lucía tenía del pasado
y le hará tomar decisiones importantes sobre su futuro. Lucía
se reencuentra con Paloma y Lola sus
amigas de la infancia. Se trata de mujeres cuya independencia económica les ha proporcionado
una libertad que las tres amigas han aprovechado, cada una
a su estilo. Lucía o la fragilidad de las fuertes habla de una nueva
generación de mujeres viviendo en una democracia por la que lucharon en su
juventud. El título de esta novela me inspiró un poema llamado “La fragilidad de las fuertes” que ha sido publicado en diversas antologías. Por supuesto pedí permiso a María para utilizar el
título de su novela pues me parecía muy acertado.
En Diario de una sombra (2015) Elsa es una mujer que habla por medio de su diario y
dos o tres cartas que tardan 30 años en leerse por el abogado Gabriel Pradera
con el que tuvo un romance en Londres. Como todo acto tiene sus consecuencias, esta relación la tuvo con el nombre de Gonzalo. Elsa no se valora lo
suficiente por lo que se deduce de su diario, tiene a su amante en un pedestal
y cuando este desaparece de su vida asume el abandono con dignidad aunque nunca
deja de amarlo. Nuria, la esposa de Gabriel no tiene la culpa de ser la hija de
un banquero que la convierte en la esposa útil para que un hombre ambicioso medre
en un mundo de influencias y
lujo. Hay otra mujer en la trama de la novela, Cristina,
cuya ambición y malas artes precipita el desenlace. Doña Manuela es un personaje
entrañable con la sabiduría que da la edad para comprender a los seres queridos
y la capacidad de olvidar todo cuanto lesione el sosiego de su vejez.
Y
llegamos a La función perdida: Ana, Trini, Elena y Marisita en la vida de
Emilio. Adela, Adelita y Sara en la vida
de Guillermo y como secundarias están Scarlett, Cristina y Mercedes. Todas son mujeres auténticas que
dan mucho juego a la trama y merecen un amplio debate, pero para eso cedo la
palabra a la autora para que nos desvele la psicología de cada una de ellas.
Gloria de Frutos
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