Ed.
Alfaguara, 2016
229 páginas
18,90 €, en
papel; 9,99 €, en ebook
Joyce Carol Oates es una escritora americana de larga trayectoria,
candidata al Nobel desde hace años, con libros que dejan huella en el lector
como La hija del sepulturero o la maravillosa biografía novelada de Marilyn Monroe Blonde, títulos que me han venido
enseguida a la memoria, de temáticas variadas, y que ahora nos sorprende con esta
novela corta de suspense, con mucha carga psicológica, con la que demuestra, de
nuevo, la profesionalidad y buen hacer que la caracteriza.
En Rey de picas, a través de
la historia de Andrew J. Rush, nos describe el proceso perturbador que conduce
a un hombre a la locura. Rush es un escritor respetado, de éxito, con 28
novelas publicadas, que inicia el camino de desdoblamiento de su personalidad
como autor al firmar, bajo el seudónimo de Rey de Picas, otro tipo de libros,
escabrosos, duros, sucios, con morbo aberrante, censurables por parte de su
entorno social debido a la ausencia absoluta de ética. Además, se inspiran en
hechos acaecidos en su familia tiempo atrás. Poco a poco, la personalidad
imaginada, o exigida a ese tipo de autor, irá dominando la de Rush, lo que
tendrá consecuencias en su vida cotidiana y en su cotidianidad doméstica.
El carácter de Rush, propio de una persona estable, de un esposo
atento, de un vecino modélico, va confundiéndose con el de Rey de Picas,
aflorando el lado cruel, cínico, maligno, tendente a delinquir. Un descenso a
los infiernos de la demencia arrastrado por una culpa que esconde en su interior
desde la adolescencia.
El personaje del protagonista y relator, pues nos habla en primera
persona, es complejo y se muestra con un diseño sólido a través de sus
monólogos mentales y diálogos, también mentales, con su otro yo, el Rey de
Picas que alienta sus desvaríos.
La novela, a partir de la segunda mitad adquiere un ritmo vertiginoso,
los hechos se suceden sorprendiendo al lector sin tregua, de ahí que se
califique de suspense más que de género, las relaciones con su mujer e hijos se
enturbian y Rush abandona definitivamente su respetabilidad para abrazar, sin
remordimientos, una conducta criminal.
Una novela psicológica, lúcida, intensa, bien escrita, con menores
pretensiones que otras de la autora, pero que se lee de maravilla y muy adecuada
para las siestas del verano.
María García-Lliberós.
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