Ediciones Vitruvio y Nostrum, 2016.
357 páginas. 20,00 €, en papel.
La otra libertad es una novela histórica,
ubicada en Cuba cuando se iniciaba la
Guerra de los Diez Años (1868-1878), la primera guerra de
independencia cubana contra la metrópoli española. Comenzó en la noche del 9 de octubre, en una finca perteneciente a Carlos Manuel de Céspedes, nombrado general del ejército independentista, nutrido por esclavos negros a los que se les sedujo con la promesa difusa de conseguir la libertad. Terminó con el Pacto de Zanjón, donde se establece la
capitulación del ejercito cubano frente a las
tropas españolas. Cuba no consiguió ni la independencia ni la abolición de la
esclavitud.
La acción que nutre el argumento de la novela hinca sus raíces en el contexto socio político de la isla en aquella época, regida por un Capitán General con un poder absoluto. El anti españolismo lo fomentaba la política impositiva abusiva por parte de la Corona, la prohibición a los cubanos del derecho de reunión, la ausencia de libertad de prensa, la falta de
legalidad para formar partidos políticos. Todo ello agudizaba la confrontación
colonia-metrópoli.
La novela está narrada en tercera persona pero el interés de la misma crece
al tomar como protagonista a Pedro Montejo, un esclavo de la Hacienda Sitges,
emplazada a 50 km de Santiago, dedicada al cultivo y laboreo del café, y su
mujer Juliana. Un matrimonio modélico en el que se cebarán un sinfín de calamidades. De esta forma, se combina el punto de vista particular, el de los
héroes anónimos, con el de los protagonistas de la Historia cubana.
El diseño de estos dos personajes es, tal vez, el elemento que más brillo
da a este relato. Montejo es una persona que no se deja seducir por nadie, que
tiene miedo a quedarse como está (la crueldad ejercida en el trato con los
esclavos en la hacienda es tremenda) y a cambiar su situación, siempre a peor. Detesta
la violencia, la que se ejerce contra él y su familia, y la que pudiera ejercer
él contra otros. Odia la guerra, odia las armas, no quiere matar a nadie. Sabe
ser compasivo y tiene un hermoso concepto de la amistad. Me ha recordado la
figura de Gandhi en la India. Ama la vida, a pesar de que ésta
sólo le ofrece sufrimiento. Cree posible comprar su libertad
tras decenas de años de trabajo esclavo. Pero no podrá evitar verse arrastrado
por la situación, aunque no crea que luchando bajo el mando de amos
independentistas acabe consiguiendo la libertad.
La novela penetra en los comportamientos de la comunidad negra de
esclavos, donde impera la solidaridad entre ellos
pero, también, la traición, la delación, incluso calumniosa, a cambio de
mínimos ascensos, con consecuencias terribles, constatando que la maldad humana
es una mala hierba demasiado extendida.
Juliana, la esposa dulce, amorosa, la esclava sumisa, la madre frustrada
que reacciona con una capacidad de liderazgo nueva y de organización a través
de las mujeres, ante una injusticia que la afecta de cerca, una reivindicación de mejoras higiénicas para sus hijos pequeños, que los españoles
abortarán, con tal ferocidad, que sembraron a la par terror y un odio que
fructificaría más adelante.
Las figuras de Pedro Montejo y Juliana son ficticias y, a la par, verídicas, a pesar de la
bondad de Pedro, excesiva, de su posición de
hombre de paz y de palabra en un tiempo y lugar en que no se le escuchaba y se
imponía el ruido del látigo o de los machetes.
Una novela apasionante, muy bien escrita, eso se aprecia desde la primera
página y no decae hasta el final, cuidada la prosa, trabajado el argumento, que
se lee con interés creciente y que recomiendo
con entusiasmo.
María García-Lliberós.
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