Isabel Barceló Chico hizo ayer (10.12.2015) la presentación de la novela Diario de una sombra, (Editorial Sargantana) en la librería Ramón Llull de Valencia. Fue un acto entrañable, con buena participación del público asistente. La intervención de Isabel, una vez más, incisiva, resultado de una mirada de lectora que va siempre más allá de la apariencia, ponderada y seductora.
Isabel Barceló es autora de las novelas Dido, Reina de Cartago (Es Ediciones,2009) y La muchacha de Catulo (Ediciones Evohé, 2013) y el delicioso relato Tope secreto. El secuestro de la luna (2012 en edición electrónica Amazon).
Isabel Barceló y María García-Lliberós, en librería Ramón Llull, el 10.12.2015 |
LAS PALABRAS DE ISABEL BARCELÓ
Lo cito, precisamente, porque, en mi
opinión, “Diario de una sombra” viene a
completar y culminar el fresco social del siglo XX que era Babas de caracol, con un matiz importante: el marco social de esta
novela arranca en la España de los años 70, en una sociedad que está ya
psicológicamente en tránsito hacia la democracia, una sociedad con signos
aperturistas, que aquí vemos encarnados especialmente en los jóvenes, quienes
se asoman al exterior, sobre todo a Europa, con nuevas aspiraciones,
perspectivas e ilusiones; pero, como es lógico, esa sociedad en transformación tiene
todavía pesados lastres y actitudes de intransigencia con los que es casi
inevitable chocar. Sin embargo, ese tapiz de fondo, reconocible para la mayor
parte de quienes estamos aquí, ya no puede servir de excusa, ni de
justificación, ni siquiera de explicación, de las conductas individuales que se
retratan en esta novela. Los protagonistas principales, Gabriel y Elsa, no
pueden escudarse en las dificultades propias de su tiempo; no pueden decir “el
mundo me ha hecho así”. Muy al contrario, sus conductas obedecen a actos de
voluntad, actos conscientes, no arrastrados por las circunstancias aunque las
circunstancias los puedan favorecer.
Ese es el nervio
principal de la novela: la responsabilidad individual, la trascendencia que
tienen nuestras acciones tanto en nuestras vidas, como en las vidas de otras
personas, en las de todas cuantas nos rodean. El foco de la escritora, pues,
está colocado como un potente reflector sobre los personajes, su historia y su
contexto familiar, sus conductas, sus motivaciones y, desde luego, sobre las
consecuencias de sus actos.
A medida que nos adentramos en las
personalidades y las existencias de Gabriel y Elsa, de Manolita, de Gonzalo y
Cristina, se van perfilando dos realidades o, mejor dicho, dos motores de la
vida muy distintos entre sí aunque confluyan en el tiempo y, me atrevo a decir,
en todos los tiempos: uno de esos motores es el amor, el deseo de amar y ser
amado, el respeto al otro; el otro motor es la codicia, el ansia de posesión de
dinero y prestigio y su correlato de éxito social, a los cuales se sacrifica
todo.
“Diario de una sombra” es una novela
que se lee deprisa, con fruición. Con una prosa ágil en la que se combinan el
pasado y el presente, las voces de la memoria y, en contraposición, la palabra fresca
de Elsa, quien a través de su diario y de sus cartas se desnuda ante sí misma,
las algo más de 300 páginas de la novela se hacen cortas, lo cual es señal
innegable del interés que suscita su lectura.
María García-Lliberós ha logrado con
esta novela superar sus obras anteriores, no solo por la calidad literaria, que
ya era muy alta, sino porque deja constancia de un trascendente cambio social
del que, quizá, no todo el mundo es plenamente consciente. Yo me atrevería a
resumirlo así: la libertad no era gratis.
En fin, recomendando vivamente la
lectura de esta novela, creo que ya ha llegado el momento de que escuchemos a
la autora que es, en definitiva, quien
más y mejor nos puede iluminar sobre este “Diario de una sombra”. Enhorabuena,
María, por esta estupenda obra y gracias
a vds. por su atención.
Isabel Barceló.
Me reitero en lo dicho: una excelente novela.
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