186 páginas.
La lectura de esta primera novela de Pilar Carrillo (Alicante 1968) deja un buen sabor de boca. Está escrita con una prosa cuidada, sencilla,
limpia de adjetivos o de adverbios innecesarios, con predominio de frases
cortas y rítmicas, en armonía con la historia que nos trasmite. La narradora
regresa, quince años más tarde, a la casa de pueblo donde nació y todavía viven
sus padres. Le acompaña una sensación de fracaso porque acaba de abandonar a su
marido. El reencuentro con el escenario del pasado propicia la recreación de
recuerdos y el análisis de lo vivido hasta el momento y, sobre todo, de los
comportamientos de su abuela, su madre, y el de ella misma, tres mujeres fuertes
que cometieron el mismo error: casarse con un hombre que las decepcionó.
La figura de su abuela materna, Isabela, con quien mantuvo una relación
estrecha, cobra una importancia enorme. Isabela fue una mujer de pueblo y de su
época (nacida en el primer cuarto del siglo XX), acostumbrada a un entorno de
miseria, a un trabajo duro, casada con un pastor de ovejas avaro y egoísta,
poseedora de una sabiduría que nace de la experiencia y en el uso de los medios
que proporciona la naturaleza, trasmitidos vía oral de madres a hijas. Isabela
fue una mujer que no se rindió, ni renunció a ser amada ni al
placer sexual.
La novela transmite bien la atmósfera social en la que se mueven los
personajes, individuos a los que nadie ha regalado nada, a los que, a pesar
de la pobreza y la ignorancia, mantienen
algunas ilusiones, en los que predomina el sentido práctico, incluso la bondad
(en Isabela) o la cazurrería, la desconfianza y la avaricia (en Bartolomé, su
marido). Un mundo rural donde parir, comer, morir, sufrir o gozar, son tareas
que se aceptan sin preguntas y cierto fatalismo, al igual que la sucesión de
las estaciones y las cosechas de cebada, trigo, almendra o uva. En el que una
niña observadora puede llegar a comprender por sí misma que “debajo de la vida
se esconde una violencia desoladora”.
Un relato elaborado desde una perspectiva doméstica y femenina:
conversaciones entre madre e hija, complicidades entre abuela y nieta,
actividades de costura, de bolillos, entre perolas, intentando sacar partido a
la vida desde una actitud de enorme desencanto. Una mirada de la nieta hacia
sus orígenes llena de sensibilidad, con la perspectiva de la realidad
transformada actual, en la que, a pesar del progreso material, predomina la
carga de la nostalgia.
Una hermosa primera novela que conjuga realidad y lirismo, editada con
gusto por Ediciones El Nadir, una empresa valenciana cuya trayectoria permite
otorgar a cada nuevo título de su catálogo un voto de confianza con la
seguridad de no equivocarnos.
María García-Lliberós
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