Estamos en el colegio de Loreto, de Valencia, alrededor de 1960, tan modositas, con nuestras manos cruzadas sobre el regazo, tan pulcras y sonrientes, tan inocentes..., todavía.
Esta foto me la ha enviado Mª José (en el centro de la primera fila) y me ha conmovido (soy la 1ª por la izquierda de las que estamos sentadas). A pesar de muchas cosas de las que he renegado más tarde, fue una época feliz que no volverá. También he reflexionado sobre los diferentes caminos que hemos escogido en la vida, he recordado a las que ya no están, y me he reafirmado en eso de que la infancia es la patria del alma, de los hombres y de las mujeres.
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