miércoles, 23 de mayo de 2012

Ámbito Cultural de Colón (Corte Inglés), martes 29 de mayo

Club de lectura con "Lucía o la fragilidad de las fuertes"

En febrero del año pasado, presenté en los locales de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Colón (nº 27 de la C. Colón de Valencia) la novela recién salida de la imprenta. Ahora va por su segunda edición y sé, por la experiencia acumulada en charlas y encuentros con los lectores, que da mucho juego en los debates por los temas controvertidos que envuelven a las protagonistas y, también, por el curioso proceso de escritura y su influencia en otras obras literarias mías.
Vuelvo ahora al mismo sitio, unos meses más tarde con mucha ilusión para verme con los lectores, algunos de aquel grupo inicial que puso en pie este veterano club de lectura que tanto hace por la difusión de la cultura.

La cita es a las 19:00 h.

lunes, 14 de mayo de 2012

“Los poseídos”, de Elif Batuman.



Ed. Seix Barral, 2011
Traducción  de Marta Rebón.
328 páginas.

Elif Batuman es una neoyorkina (1977) de origen turco especializada en literatura rusa y uzbeka, (lengua relacionada con la turca y la rusa). Ama la literatura, la concibe como parte de su yo, hace crítica literaria, pretende ser escritora y se prepara leyendo hasta la última palabra de los autores rusos intentado desentrañar lo más recóndito de ellos. Así surgió “Los poseídos”.
El libro participa de las características del ensayo y la novela, en el marco de unas memorias de los primeros años de profesora universitaria. Una mujer con ideas originales, sólidas para su edad, convencida de que las lecturas intervienen en la vida de las personas y como muestra, nos ofrece su experiencia, con humor y una prosa fluida, lo que no empaña el bagaje de conocimientos acumulados sobre literatura rusa y uzbeka. Aporta anécdotas, contextualiza los textos, los enriquece con sus análisis y contagia entusiasmo al lector. Añade una visión crítica del comportamiento de los profesores universitarios.
Su fascinación hacia lo ruso la motivó Maxim, profesor de violín y primer ruso que conoció, y la lectura de Anna Karenina (en Ankara en casa de su abuela). Decidió ser lingüista de ruso, para poderse explicar qué quería decir realmente Tolstói.
Dedica un capítulo a Isaack Bábel, judío ruso nacido en 1894 en el gueto de Odesa, autor de Diario 1920 y Caballería roja, fusilado en 1940 tras sacarle mediante tortura la confesión falsa de haber sido espía. Batuman se explaya en el análisis de su obra que mezcla con las anécdotas de un congreso disparatado sobre Bábel, con la presencia de Nathalie y Lidia Bábel que no aportaron nada porque desconocían la obra de su pariente, que sirve para ironizar sobre la sociedad intelectual, necesitada de mitificar a escritores muertos e idear teorías para llenar tesis artificiales.
En este contexto presenta con osadía una ponencia sobre la muerte por envenenamiento de Tolstói, un invento que le permite conseguir una beca para asistir a un congreso sobre el escritor en Yasnia Poliana, su casa de campo. El relato de esos días es fantástico -la autora posee dotes para la narrativa- aparte de las informaciones que da sobre la vida, obra y muerte de Tolstói.
La obra tiene mucho de curso de literatura rusa poco convencional, pero eficaz pues despierta el interés por la misma.
La estancia de Batuman en Samarkanda durante un verano tuvo que ver con la posibilidad de obtener un puesto vacante de profesor de uzbeko en la Universidad. No me parece acertada la división en tres capítulos de la estancia en Samarkanda, intercalados por otros más interesantes, que entran de lleno en la literatura rusa. Cansan al lector, porque el estudio de poetas menores de la literatura uzbeka carece de la fuerza de los rusos. Vale la pena volver a éstos y centrarnos en el capítulo “La casa de hielo”, uno de los más sugestivos por las relaciones que efectúa entre literatura e historia.
“La casa de hielo” es una novela de Ivan Lazhéchnikov relacionada con el nacimiento de San Petersburgo en 1703 y que Batuman tradujo en 2006, después de visitar la ciudad en unas fechas en las que, como reclamo turístico, frente al Hermitage construyeron una casa de hielo en la que, previo pago, una pareja podía pasar la noche de bodas, igual que en sus orígenes, concebida por la emperatriz Ana –mujer giganta, gorda y despótica- que, por diversión, obligó a unos enanos bufones a una boda extravagante que cuenta Lazhéchnikov en su novela.
La autora la define como “la casa de muñecas de los juguetes humanos de la emperatriz Ana”, instrumento de tortura, experimento científico, museo etnográfico y obra de arte. Para inaugurarla se encargó al poeta Trediakowski una oda y la víspera, éste fue apaleado. Medio muerto, bajo una máscara, asistió a la inauguración y leyó el poema. Batuman relaciona este hecho con la historia de la literatura rusa, caracterizada por someter a sus escritores a un enorme control estatal. Como consecuencia, en ningún otro sitio se toma tan en serio la literatura como en Rusia.
“Los demonios”, de Dostoievski persigue como una obsesión a Batuman. En Stanford, conoció a Matej, un estudiante croata que le pareció la encarnación del protagonista de “Los demonios”, Stavroguin, por su carisma de seductor con efecto magnético sobre ambos sexos, y peligroso. Su relación con Matej parece reproducir fragmentos de la novela de Dostoievski y, de nuevo, la vida y las lecturas favoritas se mezclan de forma indisoluble. El método sigue siendo relacionar recuerdos y vivencias con recuerdos de sus lecturas. Elif Batuman, tan joven, resulta un pozo de sabiduría literaria.
A la autora, su romance con la literatura rusa, le ha servido para convencerse de que, aunque su trabajo la fuera a matar, volvería a escogerlo, porque si existen respuestas en el mundo, están ahí, en la literatura. Batuman sabe de qué habla y sus páginas sobre crítica literaria son excelentes. Escribe con ironía, autocrítica, emoción y sentido de estar aprendiendo. El libro responde con justicia a su frase promocional “aventuras con libros rusos y con las personas que los leen”, un ensayo desenfadado (más un diario personal y un libro de viajes) que desborda los cánones académicos y es lo que lo hace diferente.


jueves, 10 de mayo de 2012

Conferencia sobre el libro electrónico (ebook)

http://www.facebook.com/profile.php?id=100002517370664



El próximo miércoles 16 de mayo, en la sede de la SGAE en Valencia, C. Blanquerías, 6, intervendré en una charla sobre la edición electrónica, desde mi doble perspectiva de escritora de novelas y de lectora.
La aparición de la edición electrónica ha modificado o puede modificar la cadena de agentes económicos que participa y se beneficia de la producción literaria, lo que introduce elementos de inquietud en un sector que, como los demás, se siente muy castigado por la crisis económica. Pero no afecta a todos los agentes de la misma manera. De esto y a partir de la experiencia acumulada hasta el momento, con referencias a mi obra literaria disponible en diversos soportes, hablaremos para tratar de aclarar el panorama.

Lo organiza la Asociación Concilyarte. Por parte de la misma intervendrán Mila Villanueva y Gloria de Frutos, poetas y animadoras de la vida cultural valenciana, y Vicent Vercher, editor de Obra Nueva.

La entrada es libre. os esperamos.

martes, 1 de mayo de 2012

Encuentro con estudiantes en Segorbe (Castellón)


Tuvo lugar en la Casa de la Cultura el pasado 27 de julio. Era un grupo de más de cien alumnos entre 16 y 17 años y les íbamos a hablar de literatura. Para mí fue una experiencia nueva. Estoy bastante acostumbrada a someter mis novelas a debate con un público adulto, pero no adolescente. Habían leído mi última novela publicada "Lucía o la fragilidad de las fuertes". Me acompañaba Gustavo Martín Garzo, escritor de Valladolid de brillante trayectoria, con más experiencia en estas lides. Fue un encuentro feliz. En la foto se nos ve con algunos de ellos. En la primera está también Elena Aub, hija del escritor Max Aub y Presidenta de la Fundación que lleva su nombre con sede en Segorbe. En esas fechas se decidió el Premio de Cuentos Internacional Max Aub del que Gustavo y yo formábamos parte del Jurado, junto con el escritor de Casdtellón Eloy Moreno.

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