martes, 25 de diciembre de 2018

"Hotel Voramar", de González de la Cuesta



Editorial Sargantana, 2018.
266 páginas.

Tercera novela de González de la Cuesta (Madrid, 1958). La acción transcurre entre Castellón y Benicasim, donde se encuentra el Hotel Voramar en un enclave delicioso frente al Mediterráneo. Ese hotel, inaugurado en 1930 y todavía prestando servicio en la actualidad, ha sido escenario privilegiado de importantes encuentros. Durante la Guerra Civil fue hospital de las Brigadas Internacionales en una primera fase y de las tropas de Franco después. También fue, en la posguerra, sede de la Sección Femenina hasta 1950 momento en que recupera su función de hotel. Los que conocemos la belleza de la costa de Benicasim, su Paseo Marítimo y las conocidas Villas o casas de veraneo de las familias burguesas de Valencia y Castellón, no nos sorprende que se escoja como escenario de una trama novelesca porque cumple los requisitos para el encuentro romántico y para la tragedia criminal, dos elementos presentes en esta obra. González de la Cuesta, que aunque nacido madrileño reside en Castellón, lo ha tenido claro y convierte con acierto al Hotel Voramar y al paisaje de su entorno en protagonista esencial de la novela.
González de la Cuesta
La novela tiene dos partes y un epílogo. La primera atiende a un encuentro en el Hotel Voramar, en 1957, entre Marcos Sampedro, propietario de un próspero comercio en Madrid y miembro del Comité Central del Partido Comunista de España, y Petra Müller, bella mujer alemana portadora de una dolorosa carga derivada de su pasado como esposa de un nazi miembro de las SS y su posterior paso por un campo de concentración al descubrirse su origen judío. Ambos se hallan huyendo de algo. El autor tiene aquí el segundo acierto al tratar dos temas literariamente poco explotados y con abundante material novelable: las interioridades del PCE, en aquellos años feroz con cualquier disidencia aunque esta se limitara a expresar una opinión crítica con la dirección, y penetrar en la vida doméstica y en las instituciones menos conocidas del régimen nazi, como las Lebesborn, el sitio donde chicas convencidas acudían a engendrar hijos arios para la nueva Alemania, temas jugosos que dan mucho de sí y aseguran la tensión narrativa.
La segunda parte transcurre en la actualidad y adopta técnicas del género negro. Sesenta años más tarde Lola Vallard, nieta de Petra, una mujer también muy bella, se encontrará con Jacobo López, abogado de Castellón en el Hotel Voramar para encargarle un caso: desentrañar el misterio en torno a la identidad de su abuelo Marcos y su extraño asesinato.
El Hotel Voramar volverá a ejercer su influjo sobre esta pareja convirtiéndose en escenario de una historia de amor que recordará la anterior a la par que se desarrolla el curso detectivesco de la acción. Aquí González de la Cuesta nos depara una sorpresa al conectar con las cloacas del régimen de Franco y la protección que ejerció, desde el Ministerio del Interior, sobre los nazis refugiados en nuestro país.
Una novela de ambientación histórica que incentiva la curiosidad conforme avanza y, si bien la prosa es mejorable y la resolución del caso descansa en un exceso de intuición por parte del abogado detective, el lector queda atrapado por el relato que nos cuenta apoyado en abundante documentación sólida con la que teje una trama atractiva, en el tratamiento cosmopolita de la ciudad de Castellón y Benisasim, y en el encanto de los personajes protagonistas y algunos secundarios. Son los elementos que hacen recomendable el libro.
Se adjunta un listado de personajes ficticios y otro de personajes no ficticios esclarecedor sobre los famosos clientes del Hotel Voramar y las figuras políticas relevantes de la época.
María García-Lliberós



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