Editorial
Alfaguara, 2017
814
páginas.
Leer a Joyce Carol Oates constituye
una experiencia deslumbrante. Es una escritora americana prolífica, incansable,
apabullante, con una capacidad singular para tomar el pulso a la sociedad
actual, detectar sus patologías y transmitírnoslas con una prosa eficaz y
lírica. Un libro de mártires americanos
puede parecer excesivo en un principio y desalentar con su extensión a algunos
lectores y, sin embargo, cuando lo terminas lo juzgas justo porque el tema, o
los temas, lo justifican.
El libro trata del fanatismo
religioso y laico ante asuntos sensibles como el aborto en los Estados Unidos. Parte
del asesinato de Gus Voorhees, médico abortista, perpetrado por Luther Dunphy, “soldado
de Dios”, el 2 de noviembre de 1999, en la entrada para coches del Centro de
Salud Pública para Mujeres en Muskegee Falls y las consecuencias que este acto
tendrá sobre las personas que forman el círculo familiar de ambos, asesino y
víctima. La narración penetra en el interior de Luther Dunphy y lo disecciona. Se
trata de un obrero techador en la construcción que gana poco, un pobre hombre, persona
crédula, inmadura, inestable, al borde de lo patológico, tendente a asumir las consignas
de su iglesia, y nos muestra el recorrido desde su infancia y adolescencia
hasta su transformación en asesino obedeciendo el encargo de Dios que lo ha
escogido a él para eliminar al médico que, a su vez, mata bebés, una cuestión
que en su mente lo libera de responsabilidad alguna.
Joyce Carol Oates |
Nos encontramos ante una
novela de personajes pues no solo Dunphy es analizado de manera exhaustiva. Gus
Voorhees, el médico que se coloca al lado de la libertad de las mujeres, que
pone en peligro su vida y la de su familia por llevar a cabo su misión,
también, y la de sus respectivas esposas, Jeena y Enma Maes, y sus hijos, en
especial Naomí y Dawn. Todos serán objetos de estudios intensos de forma que
cada personaje es protagonista de una pequeña novela, siendo Un libro de mártires americanos una especie
de novela de novelas, compleja y rica, al estructurarse con la agregación de
todas ellas. Unas narraciones introspectivas y psicológicas pues cada uno de
los personajes nos habla desde su interior revelándonos sus pensamientos.
Las dos familias, la del
asesino y la del asesinado son diferentes por su pertenencia a estratos
sociales muy distintos, pero los estragos que las muertes violentas de la
figura del padre produce tienen elementos comunes, como si se miraran en un
espejo, y constituyen un reflejo de la actual sociedad americana. El
comportamiento de las madres, cada una a su manera según sus medios y cultura,
les conducirá a una huida y abandono de sus roles familiares. Las hijas, Naomí
y Dawn, sufrirán la pérdida del padre de manera desgarradora y buscarán reafirmar
su identidad tomando caminos insólitos.
La novela es también un
alegato contra la pena de muerte a través de páginas estremecedoras, de enorme
crueldad, desde la prisión en la que se ejecuta a Dunphy por unos funcionarios
sin preparación suficiente para aplicar la inyección fatal, lo que da lugar a
prolongar la agonía hasta más de dos horas. La autora no ahorra detalles al lector.
Una novela compleja, con
muchas voces, que trata asuntos con alto contenido moral, que sin duda provoca
dudas e inquietud en el lector y muestra como grupos sociales ignorantes y
violentos contribuyen activamente a incrementar la agresividad social. Y a
pesar de ello, la lectura permite deleitarse en fragmentos de gran belleza e
intensidad.
La lucidez de Joyce Carol
Oates, de 81 años, nos asombra una vez más, como ya lo hizo con obras como La hija del sepulturero, Una hermosa doncella, Memorias de una viuda o Blonde, entre otras de una larga lista,
que certifican su enorme calidad literaria. Estamos ante una de las grandes
escritoras de nuestros tiempos.
María García-Lliberós
De ella ley Rey de Picas que me dejaba sin dormir. Voy a ver si encuentro esta también. NO alcanzo a leerlo todo. Gracias por la reseña
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