miércoles, 2 de marzo de 2016

Las palabras de Esperanza Rodríguez sobre "Diario de una sombra" en BENIDORM



El acto tuvo lugar el lunes 29 de febrero, en la Biblioteca Municipal de Benidorm.

Esperanza Rodríguez y María García-Lliberós, en Benidorm

Punto final de la novela. Misión cumplida. De pronto, una quietud. Quizá un sentimiento de nostalgia tras el largo, concentrado y vívido proceso de creación, de convivencia con los personajes. O el despabilarse del ensueño acogedor de la crisálida. María García-Lliberós nos confió, en la presentación de Diario de una sombra, en la biblioteca municipal de Benidorm, esas emociones tan diferentes y, a la vez, complementarias que deambulan en torno al libro ya publicado. Para los escritores la tarea de promocionar su libro resulta, sin duda, un trabajo extra y muy alejado del silencio de la creación, pero creo que les permite también encuentros con sus lectores que son diríamos una ejercitación del tacto: del contacto con quienes ahora van a compartir las peripecias de sus personajes, su intimidad, deslizándose con placer por las páginas del libro, por la tersura de la limpia y depurada escritura de María García-Lliberós.

Reflexiono así por una razón: la presencia de la escritora hablando de su novela es una fiesta para los posibles lectores asistentes a estos actos promocionales, es un hermoso ejercicio de seducción en que se juega a la elipsis y se disfruta con ello: no desvelar la trama y, sin embargo, acercarla al lector para que se prende de ella y desee entrar en la atmósfera del relato. Una lección de elegancia y de placer en esta invitación a la lectura. Un gozo compartido.

Así que en esta breve noticia tampoco desvelaré el secreto de la novela, pero sí sus virtudes. Abran Diario de una sombra y sumérjanse en su memoria a través de los testimonios de los personajes; hagan balance del devenir de los años 70 al comienzo del siglo XXI; perciban cómo estamos ligados a las condiciones del tiempo que nos ha tocado en suerte; exploren con coraje que la responsabilidad de nuestros actos hemos de asumirla, y que es una de las formas con que se viste la redención y la ética. No nos encontramos únicamente ante una novela que se lee de un tirón (y se lee así, no les quepa duda), sino a una intencionalidad más honda que persiste cuando hemos concluido su lectura. Si pueden –la novela atrapa y fluye de tal modo que se devora–, léanla sin prisa, y deténganse: posen la mirada y contemplarán en ella un espejo por el que desfilan momentos, detalles, anécdotas, paisajes del alma que fueron nuestros, que nos atañen de manera individual y colectiva. Exploren la verdad tan bella en su dureza del lado de la sombra.

Y si tienen la oportunidad de asistir a la presentación de Diario de una sombra durante el periodo de promoción de la novela, les auguro un encuentro gratificante con la autora, profundamente enriquecedor. 
Esperanza Rodríguez    

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