El pasado miércoles 16 de marzo, Guillermo Galván, hizo de presentador de la novela Diario de una sombra, de María García-Lliberós (Editorial Sargantana, 2015) en el Foro FNAC - CASTELLANA de Madrid. Éstas fueron sus palabras:
"Novela ejemplar, al estilo
realista de la tradición cervantina"
Guillermo Galván y María García-Lliberós en FNAC Madrid. |
María García-Lliberós es
una autora con voz propia, con prestigio consolidado en la Comunidad Valenciana, donde cuenta con numerosos lectores. Es una de esas excepciones del
refrán que afirma que nadie es profeta en su tierra. Ella sí que lo es, pero su
obra merece un espacio más allá de esas fronteras.
En Diario de una sombra,
su séptima novela publicada, la autora demuestra su dominio del lenguaje y una
narrativa directa y sencilla. Y, como en las anteriores, el eje argumental es
la lucha de la mujer frente en un medio hostil.
Podría parecer una novela
de intriga. Al menos así se plantea desde el primer párrafo, con un hombre
maquinando una muerte. Y tiene intriga, pero la historia no se
queda en eso, porque se trata en cierto modo de una novela ejemplar, al estilo
realista de la tradición cervantina, donde se desnudan las contradicciones de
la condición humana. Es, a pesar de lo excepcional de alguno de sus
personajes, una historia tan cotidiana que a muchos lectores, y sobe todo
lectoras, les sonará familiar.
Diario de una sombra
está estructurada en torno a dos líneas narrativas: la del presente, con un
lenguaje claro y directo, de frases periodísticas, casi telegráficas, que
contribuyen a mantener el ritmo de la acción de principio a fin; y la voz del
pasado, que le da sentido y título, en forma de diario y de literatura
epistolar, donde la autora se explaya en un desarrollo literario más
profundo a través del lirismo. Esta última nos cuenta el origen de la trama y
su posterior evolución, de cómo una jovencita idealista y enamorada ve cómo un
imaginado futuro felicísimo se convierte en una pesadilla.
La voz del pasado es todo
un crisol de los años setenta, que desemboca en un mundo extraño para la protagonista y que la obliga crecer a base de
duro realismo. Londres, España en los años del último franquismo y los primeros
de la Transición, y finalmente Suiza, son los escenarios elegidos por la autora
para desarrollar tan áspero periplo vital.
Naturalmente, no voy a
revelar la trama, ni siquiera a mencionar los nombres ni el papel de sus
principales personajes: esa es una labor de la propia autora, consciente de
hasta dónde puede o no destripar la novela. Me limitaré a decir que todos sus
personajes son de carne y hueso, plenamente creíbles. Y tratados con respeto, incluso los apriorísticamente más detestables. De modo que, lo que
podría constituir una historia maniquea se convierte en manos de María García-Lliberós en un ejercicio de realismo psicológico.
Solo citaré a dos de esos
personajes, secundarios, que me han cautivado. Uno de ellos es la conciencia,
personalizada en Manolita, una anciana con principios de Alzheimer y una
lucidez moral extraordinaria. El segundo personaje no es físico, y ni siquiera
aparece con su nombre en la novela, pero sobrevuela cada una de sus páginas.
Hablo de Némesis, esa ninfa clásica que representaba tanto la venganza humana
como la justicia divina. El triunfo de Némesis parece incontestable a lo largo
de 280 páginas, aunque la autora, en una genial vuelta de tuerca,
prefiere optar por la justicia poética.
Soberbias son sus
descripciones y reflexiones, especialmente sobre la vejez, los nuevos ricos
nacidos del boom inmobiliario, y la histórica marginación femenina. Pero no
podemos quedarnos ahí, porque “Diario de una sombra” es una novela con
múltiples lecturas. Por ejemplo, la que se refiere al dualismo de la condición
humana: la cultura del pelotazo frente al idealismo, el dinero frente al corazón,
la ética frente al interés inmediato. Es también una novela de sentimientos y
actitudes entrecruzados: amor, traición, desengaño, incomprensión, soledad,
esperanza, ambición; aunque si alguno de ellos destaca es el de la cobardía, la
negativa a afrontar las consecuencias de los propios actos.
También es una novela
sobre el lastre del pasado. Porque a pesar de lo cansina que pueda resultar la
presencia del pasado para algunos críticos, lectores o incluso escritores, el
pasado nos define como individuos y como pueblo. Nadie es un Adán o una Eva
recién llegado al mundo: todos venimos con una mochila cargada con la
experiencia de los que nos precedieron y que nosotros completamos a diario con
nuestros actos. Y esa mochila es parte del mundo que dejaremos a
nuestros descendientes.
Nos enseña esta novela que
todas las decisiones tienen sus consecuencias; muchas, afortunadamente,
intranscendentes, aunque otras determinan la felicidad o la desgracia, personal
o colectiva. Decisiones que establecen la diferencia entre lo que
podríamos llamar buena gente o tipos deleznables.
Diario de una sombra es
una novela que se lee de un tirón, pero recomiendo abordarla sin prisas, porque
invita a degustar cada capítulo, cada carta, cada entrada del diario, cada
reflexión íntima de sus personajes.
En mi anuncio de este acto
en las redes sociales he dejado dicho que María García-Lliberós es una autora a
la que merece la pena escuchar, y sobre todo leer. De momento, hasta que tengan Diario de una sombra entre sus manos, vamos a conformarnos con sus palabras.
Muchas gracias.
Guillermo Galván
(1950) ha ejercido como periodista durante más de treinta años, buena
parte de ellos en la Agencia EFE. Aparcó la profesión en 2005 para
dedicarse a la narrativa. Entre sus novelas destacan: La mirada de Saturno (Premio Tiflos 1999), El aire no deja huellas, Aislinn (Premio Río Manzanares 2002), De las cenizas (Premio Felipe Trigo 2003), Llámame Judas (Premio Alfonso VIII, 2005), Antes de decirte adiós (2010), Sombras de mariposas (2010), Cuida de Chester (2013) y El aliento del lobo (Premio Felipe Trigo, 2015).
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