viernes, 24 de junio de 2016

"Léxico familiar", de Natalia Ginzburg

Editorial Lumen, 2011 (4ª edición)                                  
Portada

Prologo de Flavia Company.
Traducción del italiano: Mercedes Corral.
268 páginas.


He descubierto a Natalia Ginzburg a través de esta obra, con ocasión del club de lectura al que asisto cada mes en la librería Gaia de Valencia, que dirige con sabiduría el catedrático Justo Serna. Empezaré esta reseña diciendo que me encuentro seducida por el estilo de esta mujer, eso tan difícil de definir, que tiene que ver con los temas argumentales, la biografía, el punto de vista, el uso del lenguaje y que constituyen el sello de un escritor, de aquellos que, como Natalia Ginzburg, lo poseen. 
Natalia Ginzburg
Léxico familiar toma como eje central la familia, pero no cualquier familia, sino la familia de soltera de la autora, los Levi, de Turín. En una nota preliminar advierte que los lugares, hechos y personas que aparecen son reales. Ni siquiera cambia los nombres. Y utiliza como metodología para enhebrar la trama, la memoria, fuente de inspiración esencial y, en este caso, única, de un novelista. Confiesa que ha escrito sólo aquello de lo que se acordaba. Sabemos que la memoria es selectiva y, con el tiempo, moldea los hechos del pasado, único resquicio por el que puede haber dejado pasar la imaginación. 
Léxico familiar es una novela que contiene mucho de crónica, biografía, e historia de Italia, la que transcurre entre 1930 y 1950, dos décadas turbulentas marcadas por el ascenso de Mussolini al poder, la persecución racial y la lucha antifascista. Natalia Ginzburg, nacida en 1916, tenía entre 14 y 34 años, adolescencia y primera madurez de una futura gran escritora dotada con una maravillosa capacidad de observación.
Los Levi eran judíos, antifascistas y socialistas, una combinación peligrosa en los tiempos que les tocó vivir. El padre era profesor de anatomía de la universidad, en apariencia severo, autoritario y de ideas fijas, amante de la montaña. La madre era una mujer nacida en Milán, alegre y aparentemente despreocupada, con ideas propias. Tuvieron cinco hijos y Natalia fue la pequeña. Léxico familiar, un título muy bien puesto, hace referencia a las expresiones propias de la familia Levi, esas frases que identifican a alguno de sus elementos y que, entre los miembros de la misma, no requieren ninguna explicación porque todos están en el ajo. Son expresiones llenas de ironía y sentido del humor y, tal vez, una de las cosas que mejor consigue la autora es que el lector acabe sintiéndose otro miembro de la familia, compenetrándose con ese léxico particular. 
Los Levi estaban relacionados con la sociedad culta y comprometida de Turín, por lo que nombres como el poeta y novelista Césare Pavese, el prestigioso editor Giulio Einaudi o el filósofo Felice Balbo, se pasean por estas páginas y enriquecen la contextualización social y política necesaria en el que el universo familiar se desarrolla. La autora nos recuerda los primeros años de la prestigiosa editorial Einaudi, por ejemplo, hoy propiedad de Berlusconi, en la que trabajó al igual que su marido, Leone Ginzburg, dirigente del partido Justicia y Libertad, torturado y muerto en la cárcel de Roma en 1944. Muchos datos aporta este libro delicioso, en el que, a pesar de los motivos y los hechos, en ocasiones terribles, hay una ausencia total de rencor y un tono de sinceridad muy convincente.
Tengo intención de volver a leerla. Lo pasé demasiado bien. 
María García-Lliberós

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