viernes, 1 de julio de 2011

"Hago pompas con saliva", de Ana Elena Pena


Prólogo de Jordi Costa.

Ed. Melusina, SL, 2011. 174 páginas.

Primera novela de Ana Elena Pena, murciana afincada en Valencia, artista de revista y licenciada en Bellas Artes, una combinación singular que se refleja de manera perfecta en esta obra. Incluye un conjunto de relatos breves, de dos o tres páginas como máximo, que mezclan reflexiones sobre la vida, en un tono sarcástico en ocasiones y melancólico o de impotencia en otras, con asuntos que tienen que ver con el rol que la condición femenina impone en las relaciones sexuales y amorosas.

Destaca, en la primera parte, el poso de experiencia personal que se vislumbra, el lenguaje irreverente, provocativo, a veces procaz y en otras poético, exhibiendo un abanico de registros diverso, sin excluir las expresiones escatológicas o demasiado explícitas. El lector puede imaginar, detrás de la voz narrativa, a una mujer escéptica ante la conducta humana, y nostálgica, todavía, ante el amor, que se manifiesta con ingenio y un sentido del humor que le permite reírse en situaciones trágicas.

“Mamada de autora”, por ejemplo, es un cuento lleno de fantasía sobre algo tan difícil de embellecer como la descripción del acto que sin rubor le sirve de título. Pero Pretty Ketty, la protagonista, posee una técnica prodigiosa e inolvidable.

“Certezas” me ha gustado mucho porque con pocas palabras muestra un alma llena de sensibilidad. Al igual que “Ojalá que te follen bonito” (ya ven, no se anda por las ramas a la hora de titular) en el que piensa en voz alta sobre las consecuencias de caer en los brazos de un amante torpe, mostrando al respecto una sabiduría notable.

“La mujer burbuja”, un relato que pone en contacto la violación con la locura y el suicidio es magnífico. Breve, intenso, poético y trágico.

Conforme avanza la lectura se capta un cambio en el tratamiento del sexo, de una perspectiva casi en exclusiva lúdica a otra responsable, prudente, de añoranza de la maternidad, sensata, salpicada de gotas de masoquismo (“El regalo”) y adornada de una prosa cuidada.

Hago pompas con saliva sorprende por su valentía en lo que cuenta y en cómo lo cuenta. Un libro para leer a pequeñas dosis. No admite hacerlo de una sentada porque el lector perderá detalles y se cansará. Les sugiero que lo hagan con calma y, tras cada relato, mediten un poco. Encontrarán más pensamiento de lo que aparenta.

Reseña publicada en POSDATA, el suplemento cultural de LEVANTE, eo 1º de julio de 2011

2 comentarios:

  1. María, estoy cansada de novelas con sexo; comprendo que el tema las hace más comerciales y para el autor que vive de escribir, el que se vendan bien es importante. ¡Ya está bien!.
    Un abrazo, sabes que te sigo con interés y cariño.

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  2. Esta novela no es sólo una novela de sexo, es bastante más. Cierto que trata el tema del sexo con desenfado, a veces con un lenguaje demasiado explícito pero, también, penetra en el interior de la mujer para, desde ella, razonar sobre la relación entre un hombre y una mujer. La autora, que parece muy experimentada, tiene sensibilidad que muestra con crudeza y, sobre todo, capacidad de análisis. A veces las palabras engañan. Esta novela no es una super ventas, al contrario. De momento sigue cauces muy minoritarios y, lo cierto es que merece más atención.

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