miércoles, 25 de enero de 2012

"Meridiano maldito", de Juan Vergara


Editorial Denes, Valencia, 2011.
472 páginas.

Novela en torno a la expedición, entre 1734 y 1744, impulsada por la Academia de las Ciencias de París, de un grupo de científicos franceses a tierras de Perú y Ecuador para medir la longitud de un grado del meridiano, con el objeto de poder asegurar la forma de la Tierra (esférica o achatada por los polos). Como los territorios de destino pertenecían a la corona española contaron con la asistencia de los marinos Jorge Juan y Antonio de Ulloa.
La narración sigue un método cronológico. Primeros capítulos para presentar los personajes y la polémica de la época en París, recreando la atmósfera de envidias entre intelectuales, falta de libertad para opinar en temas contra la ortodoxia católica, con abundancia de matices de todo tipo. Seis franceses formarán parte de la expedición. La transformación de estas personas en personajes lo hace Vergara apoyándose en sus biografías y otros datos que ha tenido que sacar de su imaginación. La Condamine, por ejemplo, es un gran personaje, un hombre dominado por la curiosidad por conocer cosas nuevas, con carácter, osado, orgulloso y razonable. Atractivo a pesar de sus defectos.
Jorge Juan, nacido en Novelda, es el otro protagonista, marino y matemático, un hombre mitad monje, mitad soldado, pues perteneció a la Orden de San Juan, con votos de castidad que respetó por completo. Noble, religioso, trabajador, valiente, discreto, frío en ocasiones, patriota en exceso, buen introductor de los franceses ante las autoridades españolas en América. Ulloa, más proclive a ciertas tentaciones, permite que nos lleguen detalles de la crónica social del Perú del XVIII, a las que la austeridad de Jorge Juan no prestaba atención. Partirán hacia América, unos desde La Rochelle y otros desde Cádiz, para reunirse en Cartagena de Indias, punto de inicio de la expedición y a partir del cual la novela toma forma de crónica de una gran aventura, incrementando el atractivo para el lector.
La descripción de Cartagena de Indias es minuciosa, como lo será la de otras ciudades importantes por las que pasarán los expedicionarios: Portobelo, Panamá, Guayaquil, Quito, Riobamba, Cuenca. Facilita nombres de castillos, puertos, iglesias, torres, plazas, dando la impresión de que el autor ha estado allí antes de sentarse a escribir. Más detallista es con las descripciones de los territorios que atraviesan, cargando con un cuantioso equipaje que incluye los enormes instrumentos de medida del meridiano. Parajes grandiosos y solitarios, bajo unas condiciones climatológicas endiabladas, por exceso de frío o de calor, de viento o de lluvia, por las dificultades de las comunicaciones a través de cordilleras, zonas volcánicas, vastas llanuras, áreas pantanosas infestadas de animales, mosquitos, o el interior de la selva con sus espesos silencios, olores, humedad, fiebres. Las observaciones que nos transmite son siempre de interés, permite que en nuestra mente nos aproximemos a esos escenarios vírgenes de la naturaleza.
Una de las grandes características de esta obra y uno de sus mayores méritos, es la intensa y extensa documentación, el rigor en el uso del lenguaje, compatible con un texto que se lee con la sensación de estar gozando y aprendiendo al mismo tiempo.
La historia que nos cuenta no se olvida de la situación política y social de esa parte del imperio español bajo el gobierno de Felipe V, con autoridades corruptas, arcas públicas en bancarrota, ejército mal pertrechado, la posición de privilegio de la Iglesia, ni de los problemas de España en el conjunto de las naciones recelosas del monopolio comercial establecido con las Indias. De forma que a partir de un reto científico, el relato se abre a una infinidad de cuestiones, tantas como afectan a la vida de las personas, adquiriendo un valor didáctico extraordinario.
Una obra compleja con mucho trabajo detrás para recopilar información, ordenarla y contárnosla con gracia, la suficiente para que el lector se sienta impelido a seguir la aventura hasta el final. Al esfuerzo del autor debemos el placer y el saber proporcionado por la lectura, algo subjetivo, solitario, intransferible, valioso para cada cuál. Por eso se la recomiendo a ustedes.

Reseña publicada en POSDATA, el suplemento cultural de LEVANTE-EMV, el viernes 30.03.12



Foto: en la presentación de la novela, con el autor, Juan Vergara, en el Club Diario LEVANTE, el 24.01.12

1 comentario:

  1. Gracias, María, por tu crítica. Espero que a los lectores les guste la novela. Juan Vergara.

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