domingo, 30 de mayo de 2021

"Las hojas caídas", de Wilkie Collins

Editorial Navona, 2019                                                            

Traducción y posfacio de Miguel Martínez-Lage

555 páginas.


          Vaya por delante mi fervor por Wilkie Collins. Me gusta tanto que me impide ser objetiva. "La hojas caídas", esto es, las personas que no han tenido ninguna suerte en la lotería de la vida, las que se han esforzado mucho por conquistar la felicidad y que no han cosechado más que disgustos y pesares; los que no tienen amigos, los solitarios, los heridos, los perdidos,... como se definen en alguna página del libro, es el título metafórico de otro novelón del gran autor decimonónico, amigo y compinche literario de Charles Dickens. No es una de sus obras maestras (estoy pensando en La dama de blanco, La piedra lunar, Armandale, ·Sin nombre) pero lleva sin duda su sello como autor y, desde luego, atrapa y, a pesar de su extensión, cuando llegas al final, lamentas que se haya acabado.                           
          El protagonista de esta historia es Amelius, un joven educado dentro de una comunidad de socialistas cristianos americana que, expulsado temporalmente de la misma por haber incumplido alguna de sus estrictas normas, viaja a Londres con una carta de presentación para John Farnaby, un comerciante de éxito, poco escrupuloso, con un pasado oscuro y que detesta el socialismo. Amelius se implicará en los secretos familiares de esta familia atendiendo la demanda de la Sra. Farnaby, y ayudado por su amigo Rufus. Así se irá urdiendo esta trama llena de intriga, misterio, pasiones, dolor, muerte, confrontación entre el bien y el mal, búsqueda de la justicia y, también, felicidad.    
          La ciudad de Londres ocupa un lugar importante como escenario de los acontecimientos que se cuentan, sus calles y, sobre todo, las enormes diferencias sociales entre los barrios ricos y los pobres, en los que la miseria, el delito, la depravación moral se muestra visible y permite al autor ciertas consideraciones y crítica de la sociedad de su época.
          Las hojas caídas se publicó en su inicio por entregas en  una revista, lo que era muy frecuente entonces, y la estructura responde a esa necesidad de crear suspense tras cada una de las mismas para provocar curiosidad y una creciente tensión literaria que se tradujera en el aumento de ventas. Este es una de los secretos que hacen de las novelas de Wilkie Collins una lectura adictiva y apasionante.
          En Las hojas caídas el lector encontrará un gran melodrama, con presencia del amor y el desengaño, un gran trabajo en la definición de los personajes, un folletín muy bien contado, con esa prosa elegante que gastan los grandes autores anglosajones, que no decae en ningún momento. Entretiene y se devora. ¡Ganas tenía de una novela de estas características!

                María García-Lliberós
         
        




1 comentario:

  1. María, disculpa que te escriba por aquí. Soy Mireia Vergara la hija de Juan Vergara. Si puedes ponerte en contacto conmigo mi correo es mireia.vergara@iesvillena.com. Gracias

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