Editorial Anagrama, 2016.
153 páginas.
Con esta novela, publicada después de su muerte, Rafael Chirbes vuelve a
sus orígenes, a la novela corta, que cultivó entre 1988 y 1994 (Mimoun, La buena letra, Los disparos del cazador).
Y, como exige ésta, la prosa es intensa, concisa, directa y sin concesiones. Lo
que no está reñido con el lirismo que en ocasiones le exige la trama.
La escribió durante 20 años, tomándola y dejándola, desde cuando vivía en
Valverde de Burguillos, (Badajoz, 1996), hasta que la terminó en Beniarbeig (Alicante, mayo de
2015), como si fuera una historia que le hubiera estado atormentando durante ese tiempo y que necesitara expulsar para ponerle punto final. París-Austerlitz,
junto a Mimoun, constituyen dos
rarezas en la producción literaria de Chirbes, son las dos piezas de un
paréntesis en el que se enmarca el resto de su obra, la gran crónica de España
desde 1936 hasta 2015. En estas novelas se aparta de ese objeto colectivo para
concentrarse en el individuo y hablarnos de sentimientos. Son sus novelas íntimas
y con mayor presencia autobiográfica.
Rafael Chirbes |
Paris-Austerlitz es un relato
en primera persona, testimonial y sincero, de un narrador que es protagonista
de la historia de amor vivida en París en la década de los noventa. Entonces
era un joven de izquierdas, pintor y homosexual que abandonó Madrid, para
escapar del ambiente burgués familiar, atraído por la deslumbrante atmósfera
artística de París. Allí conocerá a Michel, mucho mayor que él, de otra clase
social, de una familia de origen campesino poco estructurada, de clase obrera.
Un hombre con una infancia y juventud marcada por la pobreza, la ausencia del
padre, la prostitución ocasional de la madre. A partir de ahí, Chirbes, a
través de la memoria del joven español, recrea la historia desde el
enamoramiento inicial, la plenitud de la primera etapa -“prodigios de la primera etapa del amor. Engañosas prestidigitaciones de
carne y juego de disfraces: los disfraces del deseo: la flor que atrae con su
brillante color al insecto” (pág. 76)-, el apasionamiento, el juego sexual con
escenas explícitas, la ternura, pasando luego por la etapa de la “carcoma”, eso
es, los celos, la posesión, el dominio de uno por el otro, hasta el final, la desaparición
del deseo y el rechazo. A ello agrega la presencia de la
plaga (palabra de connotaciones de castigo bíblico), forma como alude al sida y la repugnancia de la enfermedad y de la muerte.
Chirbes no es un escritor complaciente ni optimista y esta novela lo
corrobora. Con extraordinario pulso narrativo observa la sociedad y la
despedaza con lucidez. Observamos los siguientes elementos chirbesianos de la novela:
- El escenario narrativo. La acción está ubicada en un barrio pobre de
París (Vincennes), alejado de los itinerarios turísticos, habitado por
emigrantes y marginados que consumen droga, alcohol y sexo.
- La crudeza del lenguaje al
describirnos la vida tal cual es –“… algunas
noches mi madre se acostaba a mi lado y me daba calor. ¿Y sabes qué recuerdo de
aquellas noches en que dormimos juntos? Que ella olía al sudor de otros, y yo
sentía asco, aunque sabía que lo que fuera que hiciese lo hacía por mí y por
mis hermanos” (pag.61)-. El lenguaje explícito, tanto en escenas amorosas o
sexuales, como en la descripción de las miserias que provoca la enfermedad
- Su pesimismo existencial sustentado en la creencia de la necesidad de
amar y, al mismo tiempo, nuestra incapacidad para prolongar la plenitud del
amor. El amor no queda al margen del dominio de unos sobre otros, ni de la
estructura social del mundo capitalista.
- La muerte despiadada. “No hay
indulto en su condena ni vuelta atrás en nuestra agotada historia”.
- El egoísmo de la conducta humana evidenciado en el abandono, en un
hospital, del enfermo que fue su amante y le dio cobijo en París.
- La mirada marxista posada sobre la diferencia de clases entre la pareja
protagonista, económica y de estrato social, que acaba corroyendo la relación.
- La honda reflexión sobre la condición humana en nuestra época.
Una novela dura cuya lectura no deben eludir.
Una novela dura cuya lectura no deben eludir.
María García-Lliberós
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