Compilación y edición a cargo de
Alice Calaprice.
Plataforma Editorial, 2014
488 páginas.
25,00 €, en papel.
De Albert
Einstein sabemos que nació en 1879 en Ulm (Alemania) y murió en 1955 en
Princeton (EE.UU), vivió por tanto las dos guerras mundiales, que fue un físico
que formuló la teoría de la relatividad en 1915 abriendo la puerta a una era de
enormes descubrimientos, que ganó el Premio Nobel de Física de 1921, que era
judío y agnóstico, pacifista, a pesar de que algunos lo tildan como el padre de
la bomba atómica, que renunció a la nacionalidad alemana y acabó haciéndose
ciudadano americano y que su imagen de sabio despistado alcanzó una enorme
popularidad. Pero sabemos poco de su vertiente como persona, de sus relaciones
domésticas y sus opiniones como ciudadano normal. De ahí el interés del texto
que les comento.
El libro definitivo de citas, es el
resultado de un trabajo académico arduo, extenso en el tiempo, metódico y
meticuloso, llevado a cabo por Alice Calaprice, experta en Einstein y editora
en la Universidad de Princeton. Ha expurgado centenares de documentos que
aportaran algo sobre el pensamiento y la personalidad de Einstein, desde cartas
a amigos o instituciones, entrevistas, artículos y conferencias, extrayendo
citas en torno a una pluralidad de temas que ha ido ordenando cuidadosamente,
junto con la referencia a la fecha y otras variables que codifican la cita. Nos
encontramos ante un libro especial, cuya autoría comparten Einstein y
Calaprice, pues esta última, a la que atribuyo honestidad profesional, ha
seleccionado las frases más representativas del pensamiento del sabio, lo que
supone iluminar unas y descartar otras, para ofrecérnoslas y acercarnos a la
parte humana, sencilla, incluso errática de un hombre de enorme talento.
Las citas están
agrupadas en 19 temas que aglutinan desde opiniones sobre sí mismo, su familia,
la vejez, los niños, la muerte, América y los americanos, Alemania y los
alemanes, los judíos, el judaísmo, el sionismo, el pacifismo, la religión, la
ciencia y los científicos, la guerra, la bomba, los militares, la raza, y algún
otro. Como se ve, temas candentes en la época que le tocó vivir y otros eternos
que preocupan al ser humano desde siempre por nuestra incapacidad para
encontrar respuestas.
Einstein fue un
judío agnóstico que se sentía “sólo un ser humano, sin ningún aprecio especial
por ningún estado o entidad nacional”. Daba un enorme valor a la imaginación y
a la curiosidad, tanto o más que al talento. Poseía sentido del humor (“estoy
bastante bien, teniendo en cuanta que he sobrevivido con éxito al nazismo y a
dos esposas”), conciencia de no haber sido un buen padre (en su biografía hay
un paréntesis oscuro respecto a una hija que tuvo antes de casarse y que
desapareció de su vida sin dejar huella), y de pertenecer a una especie
lamentable que odia más que ama y hace inevitables las guerras. No confiaba en la
mente de la mujer científica y de sus comentarios se deduce que en su relación
con el sexo opuesto se dejó llevar por los prejuicios. Le repelía la injusticia
social. Fue partidario de reconocer el estado palestino.
El libro definitivo de citas pide una
lectura pausada porque en ocasiones genera un debate del lector consigo mismo, las
frases provocan, sorprenden o te arrancan una sonrisa. Su lenguaje es sencillo
y transmite buena voluntad. Un libro editado con mimo y del que cada cual
sacará sus enseñanzas.
Reseña publicada en POSDATA, suplemento cultural de LEVANTE, el 13.03.2015.
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