Geraldine Schwarz.
Geraldine Schwarz |
Epílogo de José Álvarez Junco.
Tusquets Editores, 2019.
400 páginas.
Un libro que aparece en
España en el momento oportuno, pues si bien se centra en las diferentes vías
cómo Alemania y Francia se enfrentaron, o evadieron hacerlo, a su peor pasado –el
nazismo y el colaboracionismo- y las consecuencias respectivas sobre las
calidades de sus democracias, muchas cuestiones que plantea la periodista y realizadora Geraldine Schwarz (Estrasburgo 1974) pueden formularse también al caso español, pues sufrimos la dictadura
franquista, lo que sin duda, incrementa el interés de su lectura.
Los
amnésicos. Historia de una familia europea es un ensayo en tono
de crónica periodística cuyo andamiaje resulta sólido y original a un tiempo. La
autora, hija de padre alemán y madre francesa, inicia su investigación en el
ámbito familiar al descubrir que su abuelo paterno Karl Schwarz, compró en Mannheim,
en 1938, una empresa petrolera, a muy bajo precio, a los Löbmman, familia judía
que necesitaba el dinero para financiar su exilio y que más tarde fue en parte
asesinada en Auschwitz. A través de la micro historia, el relato familiar,
trata de comprender la Historia, con mayúsculas, de Alemania durante y después
del nazismo. ¿Cómo fue posible que su abuelo, un hombre bueno, que en su
momento se aprovechó de la desgracia de los judíos, pasara a considerarse
víctima de ellos cuando, acabada la guerra, un heredero de los Löbmann le reclamara
una compensación económica desde los Estados Unidos?
Geraldine Schwarz pone bajo
la lupa a la mayoría de alemanes mitläufer,
esos ciudadanos callados que siguen la corriente, los que pensaron que ceder en
las pequeñas cosas (marcar con estrellas amarillas comercios y personas judías,
por ejemplo) no tenía importancia, sobre todo si podían obtener un beneficio, y
decidieron no percatarse de la metamorfosis de los individuos cuando se funden
en la multitud, se convierten en manipulables, y en lo fácil que resulta convertirse en delator o perseguidor, porque los fascismo tienen su parte de fascinación y su parte de
horror. No mostrar desacuerdo ante un gobierno criminal es una
forma de complicidad y, desde este punto de vista el individuo es responsable.
El otro abuelo de la autora, el materno, fue gendarme francés en la frontera durante el gobierno de Vichy y colaboró en la deportación de judíos a campos de concentración, aunque no supiera a ciencia cierta que los mandaban a la muerte. En Francia no se investigó la actitud de la mayoría, esos que no fueron resistentes ni colaboracionistas, lo que favoreció una predisposición posterior a la indulgencia colectiva, al olvido, al borrón y cuenta nueva respecto a los implicados en Vichy durante la ocupación.
El otro abuelo de la autora, el materno, fue gendarme francés en la frontera durante el gobierno de Vichy y colaboró en la deportación de judíos a campos de concentración, aunque no supiera a ciencia cierta que los mandaban a la muerte. En Francia no se investigó la actitud de la mayoría, esos que no fueron resistentes ni colaboracionistas, lo que favoreció una predisposición posterior a la indulgencia colectiva, al olvido, al borrón y cuenta nueva respecto a los implicados en Vichy durante la ocupación.
El texto de Schwarz es
largo, aporta abundante documentación y se lee con fruición porque está escrito con agilidad y descubre al
lector más o menos informado hechos que se han mantenido medio ocultos a la
opinión pública, que explican las resistencias de las diferentes sociedades, la
austriaca, italiana, polaca, húngara y otras también, a efectuar un auténtico “trabajo
de memoria” –lo que sí se ha llevado a cabo en Alemania a través de los
procesos de desnazificación- debilitando los cimientos de las democracias. El
olvido del horror permite su retorno.
Su investigación alcanza
hasta nuestros días después de detenerse especialmente en la caída del muro de
Berlín en 1989 y las enormes diferencias, respecto a sus consecuencias y
valoración, entre los alemanes del este y del oeste. Los
nacionalismos excluyentes, los populismos que fomentan el odio al extranjero, debilitan a Europa.
En definitiva, un libro que
debería ser de lectura obligatoria porque ayuda a pensar, a comprender, nos
atañe a todos y nos pone en guardia. Aquí, en España, no ha habido un auténtico
“trabajo de memoria”, ni proceso de “desfranconización” sobre nuestro pasado
sucio reciente, lo que podría explicar el auge de partidos de ultraderecha nostálgicos
de la dictadura y las dificultades para cumplir con los mínimos de nuestra liviana
ley de Memoria Histórica. El epílogo de José Álvarez Junco es pertinente, didáctico y clarificador.
María García-Lliberós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario