sábado, 17 de diciembre de 2016

La reseña del escritor Jesús Moncho sobre "Diario de una sombra"

Diario de una sombra                                                  
María García-Lliberós
Editorial Sargantana
València, octubre 2015, noviembre 2016              

   Que una novela, en el transcurso de su primer año, haya alcanzado su tercera edición, ya habla por sí de su valor. Si le sumamos el nombre de María García-Lliberós como autora, aumenta nuestro interés al tratarse de mano reconocida por galardones como el Ramón Sijé (1992), el de la Crítica Valenciana (1999), o el Ateneo de Sevilla (2002). Diario de una sombra nos coloca ante una obra de compleja realización formal y claro contenido sicológico-social, al hilo de una historia de amor (o desamor), sobre la realidad de la España franquista y de la Transición. Más bien, sobre la moral convencional de dichos tiempos. Y sus consecuencias.
   Pero lo primero que percibe el lector es el flujo, el torrente de palabras que desborda la narración, vehículos de un discurso en un doble plano, tanto en el propiamente narrativo a través de la precisión y profundización de los personajes y situaciones, como en la configuración y transmisión de valores (o no valores) que envuelven una historia de tintes realistas cuyo leitmotiv sobrevuela des de la primera página: la culpa, el engaño; o el engaño y la culpa.
   Para el desarrollo de la idea principal, la autora recurre a un relato en tercera persona, omnisciente, capaz de mostrar en toda su dimensión la naturaleza de las tramas, que dé credibilidad a los hechos, reservándose la primera persona para el relato paralelo de la protagonista principal, como una visión más vívida, emotiva y por tanto portadora de aspectos añadidos a la realidad, que se constituirá en el detonante y avance principal de la acción en la obra. Acción, tiempo y lugar que, en la obra, van alternándose y mezclándose según los ritmos exigidos, sin atenerse a linealidad o consecutividad alguna. Londres, donde se fraguará la relación de los protagonistas y motor de las intrigas; Valladolid, símbolo de existencia gris; Madrid, proyectos, ascenso; Lucerna (Suiza), lejanía, soledad; València, volver a empezar... Amor y entrega, esperanza e ilusión, lujo y avaricia, maquinación, soledad, desengaño... Elsa, heroína real o irreal (da título a la novela: Diario de una sombra); Gabriel, calculador y ambicioso; Gonzalo, síntesis de los dos como proyección positiva de la historia; tres personajes a la busca de un futuro, pero cuyo pasado les ata, en un perenne retorno, que condiciona fatalmente su presente («recuerda... que cada uno es su pasado y que la responsabilidad derivada del mismo, de ciertos actos, no prescribe jamás», pág. 308).
   Pero... la culpa nos remite siempre a una causa, a un origen, a una falta o pecado en la terminología convencional (aunque «el azar influye más que los hechos en la aparición y magnitud de la  culpa», pág. 285). Y necesita reparación para la redención o sosiego del infractor. Aquí nos encontramos con el punto álgido de la(s) trama(s). ¿Es posible la reparación? ¿Se atreve el protagonista a afrontarla, a sus consecuencias? Todo un corolario de respuestas que nos conducirán a un desenlace de fuerte impacto, en el que los personajes se verán empujados a asumir su irremediable destino, en un contraste de sensaciones y emociones en las que el lector se sentirá convocado para dar por finalizados un tiempo, unas actitudes y valores afortunadamente superados.


Jesús Moncho

Jesús Moncho es escritor, autor de las novelas Puerto del este (2008) y Gran Bulevard (2005), entre otras.

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