domingo, 14 de febrero de 2016

Palabras de Rafa Rivera en la presentación de la novela "Diario de una sombra"

El pasado jueves 11 de febrero tuvo lugar la presentación en GODELLA de la novela Diario de una sombra. Éstas fueron las palabras de Rafa Rivera, arquitecto, columnista de LEVANTE-EMV y vecino del pueblo.
 El pasado puede convertirse en una bomba de relojería.
Rafa Rivera y María García-Lliberós, en Godella

Presentar un libro es algo siempre especial. Es un acontecimiento, porque se abre una ventana hacia lo inesperado. Y eso es una buena noticia.
Pero, sobre todo, presentar un libro no es contarlo, es simplemente anunciar que están ustedes, si lo tienen delante, a punto de sumergirse en una historia. Y, en este caso, es una historia cotidiana, se lo advierto, llena de hechos como los de cada día, una historia que podía haberle pasado a usted y que se desarrolla en un entorno conocido, donde aparecen los cines Albatros, existe el cineforum, nombra a la película Peppermint frappé y a la academia Bertliz, y desfila una escenografía urbana reconocible.
Una historia con personajes que podemos identificar con una amiga o con un familiar, y que representan la coreografía de un hilo conductor que nos lleva, de la mano, ahí a donde quiere que lleguemos. Se está cómodo dentro de la literatura de María, ella nos va contando y nosotros, ustedes también, ya lo verán, nos dejamos llevar devorando los capítulos que nos ofrece con las dosis exactas que nos impiden dejar el libro en la mesita de noche. Se está calentito dentro de sus páginas y da pereza abandonar la historia sin saber qué va a pasar de inmediato.
Esta es otra vez, la historia de una mujer que lucha, el relato de una pelea invisible, desapercibida, como el mundo que rodea a las mujeres en esta sociedad traidora e ingrata; pero eso sí, es una pelea firme, eficaz, incondicional. Es la historia del poder y de su antídoto, de la sorpresa y la repulsa que puede llegar a crear, incluso es la historia de una paternidad que se abre paso demasiado despacio. Es como revelarnos los misterios del paréntesis del tiempo. Eso es, es la historia de un paréntesis.
Diario de una sombra me hace volver a Babas de caracol, donde otra mujer que no está, que se ha ido, que ya no existe cuando se desarrolla la acción, es la protagonista. Allí es Berta, aquí es Elsa, que tampoco está, pero lucha por lo suyo desde la ausencia. Y es que cualquier vida deja rastros, deja huellas, deja trozos de ese escrito roto en mil pedazos que siempre alguien puede reconstruir (puede ser un hijo, puede ser un extraño), transformar el pasado en presente y pasar factura por todos y cada uno de los pecados cometidos, si es que hay pecados. Por eso el pasado puede convertirse en una bomba de relojería con el detonador activado, y nosotros delante, sin acabar de decidirnos por cortar el cable rojo o el cable azul.
Es pues una novela de un pretérito que se catapulta al presente y hace añicos las conjeturas para poner la verdad extendida en la mesa, con luz y taquígrafos, dispuesta a ser devorada por el banquete de la vida. Por eso tiene algo de novela negra, de malos que no son tan malos y buenos que no son tan buenos. Es cuando los personajes, maravillosos personajes secundarios (también lo son en nuestras vidas) nos marcan el itinerario, como las piedrecitas blancas por la noche, en el camino.
Mientras, María ahí está, mírenla, agazapada detrás del teclado, construyendo unos tipos que son los encargados de hacer realidad la ficción y transmitirnos los mensajes, uno a uno, de cada situación, de cada escena. Es que María escribe así, con dos manos. En una tiene el lápiz de la realidad, de las cosas como son, de tener los pies en la tierra, del rigor académico. En la otra tiene el lápiz de la fantasía, de la creación, de no llegara pisar ese suelo, y que nos quedemos tan solo unos centímetros por encima, casi flotando. Y así, mezclando sus dos manos, como si fuera ambidiestra, nos lleva donde quiere y no nos deja dormir. Hay que ser muy atrevido para dejar a medias esta lectura.
Ya no cuento nada más, ahora les toca a ustedes sumergirse en la historia, en los brazos de María, y disfrutar.

Rafa Rivera. Febrero 16

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