Editorial Alfaguara, 2012.
276 páginas.
18,00 € o 9,49 € en ebook
Una novela sorprendente que bascula entre los recuerdos de una noche de 1970 y los de otra de 2010 que los provoca. Ambos tienen lugar en el mismo sitio, la casa de los vecinos colindantes donde en 1970 se llevó a cabo el secuestro de Diana Kuperman, una abogada que trabajaba para el grupo de empresas Papel Prensa, codiciado por los militares, y en 2010, un atraco. El narrador fue testigo de lo ocurrido en ambas noches -de ahí el título de la novela- que en su mente tienden a confundirse, porque en ambas se ejerce la violencia a pesar de lo mucho que ha cambiado el escenario. En el 70 era un muchacho de doce años y Argentina estaba sometida al régimen atroz de los militares liderados por Videla que ejercían sobre la población el terror, y en 2010, con treinta y dos cumplidos, el país se encuentra bajo el mandato democrático de la presidenta Cristina Fernández. Pero que el país se haya normalizado no significa que lo haya hecho la población y un ejemplo lo constituye el propio relator, ya escritor, necesitado de expulsar los fantasmas, las amenazas, reales o imaginadas, que habitan en su memoria. Porque la novela aborda la culpa y la tiranía o el ejercicio del poder cimentado en la extorsión, el secuestro, la tortura y la muerte de aquellos que son tachados de sospechosos. Conocer el mal absoluto de aquellos horrores, aún cercanos en el tiempo, que parecen irreales pero que fueron vividos, tiene coste. Dejaron huellas que, a pesar de la voluntad de cada cual, jamás se acaban de borrar.
La estructura de la novela es un continuo ir y venir de una noche a otra, intentando comprender e interpretar la actuación del padre, o de descubrir lo que no se quiere saber y no deja de atormentar. El lenguaje se adapta a la perfección a los miedos que axfisian y paralizan, y al mismo tiempo empujan a enfrentarnos a lo que deseamos evitar, a asumir la parte de culpa que conlleva el hecho de haber sobrevivido.
Una novela resultado de la investigación en el interior de uno mismo, por un lado, y en datos que va recopilando sobre el secuestro de la Kuperman y su entorno y de la forma de proceder de los militares, de enorme interés, que te lleva a plantearte cómo en una sociedad tan culta como la argentina pudo ocurrir lo que pasó y, de paso, afirmar que la mayoría silenciosa es cómplice siempre de los desmanes de sus gobernantes. Precisamente por ser silenciosa.
Un Premio Alfaguara muy digno.
No creo que el autor pretendiera escribir un thriller, Luciano, sino un libro de introspección psicológica.
ResponderEliminarEn todo caso, leer, por fortuna es algo subjetivo. Gracias por su comentario y por invitarme a visitar su blog. Algo que haré.