miércoles, 27 de junio de 2012

"Pasajero K", de Adolfo García Ortega



Círculo de Lectores, 2012 y Ed. Seix Barral, 2012 
274 páginas (en la edición de C. de L.)

La acción de esta sugestiva novela se desarrolla en la Europa que conocemos. Por eso resulta pertinente el prólogo con el relato de la detención, el 10.07.08, de Radovan Karadzic, conocido como el carnicero de Sarajevo, un personaje que se constituye en referencia argumental cuando no, en otro protagonista, aunque sea pasivo.
Los otros son Fernando K. Balmori, un hombre de 58 años desorientado –en el sentido de que necesita indagar en su identidad y el mundo real al que pertenece- director de cine en declive, coleccionista de imágenes fotográficas, solitario, que le gusta viajar en tren, y una periodista francesa, Sidonie, joven, embarazada de su primer hijo, que se dirige a La Haya para asistir como informadora al juicio a Karadzic. Se conocerán en el tren Madrid-París, dando lugar a una relación intensa de difícil catalogación. Habrá afecto, en ocasiones un incipiente deseo pero, sobre todo, espíritu de equipo, respeto, necesidad de protección mutua, descubrimiento de objetivos comunes, aversiones compartidas y un anhelo de justicia hacia la parte más débil de la humanidad.
La novela se estructura en torno a una voz omnisciente que alterna con otra en primera persona, la de Sidonie, que aporta un punto de vista testimonial, subjetivo e íntimo de los acontecimientos que tienen lugar.
A destacar el trabajo de profundización en la elaboración de los personajes K. y Sidonie, que tienen en común el tener padres de nacionalidades diferentes y haber sufrido, durante la infancia, la nostalgia de uno de ellos, las relaciones amorosas fallidas o que terminan dejando importantes heridas en el alma. Relevante el estudio de la personalidad de Karadzic, la identificación del origen de su odio al musulmán, su perversidad, su naturaleza de mentiroso compulsivo, su capacidad para el disfraz. Sin embargo, la novela va más allá del análisis psicológico y añade una trama de acción que se concreta en una amenaza a la vida de Sidonie por parte de algunas personas que están interesadas en que no se sepa la verdad de lo que ocurrió en Sarajevo durante la guerra, en un lugar destinado inicialmente a deshuesar pollos, convertido en campo de encierro de mujeres musulmanas para ser violadas sistemáticamente por soldados bosnios. Karadzic concebía la violación y posterior asesinato de las mujeres como un arma legítima de guerra, mediante la cual evitaban que nacieran más niños musulmanes -pues procedían de la semilla de un serbio cristiano-, los soldados descargaban la pulsión sexual sin limites a sus excesos y, de paso, hacían un enorme negocio con el tráfico de órganos de los cadáveres, el aspecto menos conocido de estos sucesos atroces.
El autor facilita información histórica precisa, evidencia la responsabilidad y conocimiento de gobiernos europeos occidentales, e hilvana un argumento con elementos del género negro y de la novela política, un texto de intenso ritmo, todo ello superpuesto al viaje de K. y Sidonie, siempre en tren, por Paris, Roma, Zurich, La Haya, poblaciones de la vieja Europa, volcando reflexiones que vienen muy a cuento de la crisis actual que padecemos.
Es una novela que se lee con interés y enorme placer. La excelente prosa, la dosificación de la información, la cultura que rezuma sus páginas, contribuyen a transmitir esta sensación de bienestar de la buena literatura, a pesar de la crueldad de algunas escenas. Muy recomendable

1 comentario:

  1. Me has convencido; María, voy a buscarla y ya te diré. Hasta ahora, cuando me he fiado de tus recomendaciones, he acertado. Gracias.

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