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Como el mismo autor se preocupa de aclarar en algún
párrafo del texto, no estamos ante una novela, sino ante los resultados de una
exhaustiva investigación histórica. El objeto de la misma: Albert von Filek,
austríaco, hijo ilegítimo en una familia de militares, nacido en 1889, que
llegó a España en 1931, con 42 años. Él mismo se presentaba como capitán de
artillería del ejército del emperador hasta que se disolvió en 1918 con la
desaparición del Imperio Austro-Húngaro. Pero no hay constancia de que esto
fuera cierto, como tampoco la hay de los títulos de químico o ingeniero que
también se atribuía según estimaba oportuno. Filek fue un brillante estafador y
manipulaba su historial a conveniencia. Su mayor hazaña fue atribuirse el
invento de la gasolina sintética, mediante una fórmula imposible de tintes
caseros que no superaría un examen científico, timar con ella a media docena de
incautos inversores ávidos de beneficios, e intentarlo también con el gobierno
de España, primero con el de la República y después con el de Franco. Consiguió
que el Consejo de Ministros de Franco aprobara dos decretos concediendo todos
los beneficios legales a Filek derivados de su invento y la
declaración de urgentes a las obra para instalar una Fabrica del Carburante
Nacional, incluyendo subvenciones y capacidad para expropiar terrenos y demás. El
engaño fue formidable.
Martínez de Pisón tuvo referencias de Filek e intuyó
que detrás de ese nombre había una buena historia, y acertó. La investigación
efectuada ha sido apabullante. Podría haberlo convertido en personaje de
ficción de una estupenda novela cómica pero ha optado por reprimir su imaginación y, ante lagunas de la biografía del protagonista, prefiere advertir al lector de que lo que sigue son conjeturas deducidas de la información que posee de lo que pudo pasar, porque las
andanzas de Filek en España, durante
quince años, hasta marzo de 1946, están llenas de claroscuros y sucesos
asombrosos. Sin duda, su decisión es más eficaz para mostrar la ineficacia e ignorancia de un gobierno patético atrapado en la autarquía económica.
Un libro muy interesante por varios motivos: pone en
evidencia las arbitrariedades cometidas por el Gobierno, republicano y
franquista, en las prisiones españolas, la disposición del tiempo de vida de
los presos a su antojo, la existencia de presos gubernativos (sin intervención
de un juez), de todo esto fue víctima Filek, lo que contribuye a que el lector
lo juzgue con cierta simpatía cuando era un pájaro de cuenta; evidencia también
la ignorancia supina del círculo próximo a Franco, la osadía para tomar
decisiones de enorme trascendencia y cuantioso gasto sin pedir información a un
comité científico, embaucados por un charlatán fantasioso adulador del régimen;
nos da detalles de episodios históricos importantes, como las sacas de presos
para su ejecución en Paracuellos, visto desde el interior de las cárceles; o el
trato en el campo de Nanclares de la Oca; nos muestra la personalidad de Filek,
un maestro del engaño, un artista de la impostura, a partir de las huellas documentales que su vida ha ido
dejando. Un retrato rico y contenido a pesar del freno puesto a la fantasía,
cuando el personaje proporciona abundante material novelable.
Ignacio Martínez de Pisón es un gran narrador de
historias, lo ha demostrado con obras anteriores y la presente lo corrobora. Al
igual que Filek embaucó a sus víctimas con sutiles argumentos, Pisón embauca a
sus lectores con su prosa ágil, con mucho ritmo, el interés de lo que cuenta y
la documentación que aporta que hace creíble lo que parece el delirio de un
soñador y que por desgracia no lo fue.
María García-Lliberós
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