miércoles, 19 de enero de 2011
Eduardo Mendoza y su "Riña de gatos"
Círculo de Lectores y Ed. Planeta. Ambos 2010.
Me lo he pasado muy bien leyendo el último premio Planeta. Mendoza recupera el tono de "La verdad sobre el caso Savolta", "El misterio de la cripta embrujada" sin ser una novela de misterio, o "El laberinto de las aceitunas". El escenario es el Madrid de los meses previos al estallido de la guerra civil, en 1936, donde se mezcla la violencia en las calles, la alegría inconsciente en los bares y la preocupación en los hogares.
Allí acude Anthony Whitelands, un cándido experto en arte español y, en especial, en la pintura de Velázquez, para realizar el peritaje de una obra perteneciente al duque de la Igualada. Pero el viaje se alargará al complicarse su misión con una trama política-financiera y otra de espionaje de altos vuelos, a las que se añade su facilidad para dejarse enredar por las mujeres.
Mendoza mezcla personajes reales con otros de ficción. La imagen que nos aporta de José Antonio Primo de Rivera, un mequetrefe pijo egoísta, no tiene desperdicio y se aleja de las que nos inculcó el franquismo. Al igual ocurre con la de Franco y otros generales, o con la del Presidente de la República.
Con una prosa deliciosa y gran sentido del humor, muy sutil, propio de la comedia, Mendoza analiza la situación política, diplomática, militar y social de la España que estaba alimentando en su interior la mayor de las tragedias. Tal vez, abarca demasiado y, en algunos momentos de la segunda parte el lector siente que el argumento se le va de las manos.
A pesar de ello, una lectura en extremo placentera.
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