martes, 10 de mayo de 2016

Lo dice Justo Serna: hay que leerme. Y yo, encantada.



Justo Serna                                                                    
Justo Serna
¿Por qué hay que leer a María García-Lliberós?
     En primer lugar, una novela de María, por ejemplo 'Diario de una sombra', es una historia bien contada, narrada con finura, pensando en los destinatarios, en qué les puede despertar de la modorra. Al decir modorra, pronuncio una palabra bien fea, muy adecuada para describir qué nos pasa cuando nos abandonamos, cuando nos adocenamos. Una página de María contiene sentimientos contrapuestos, los que se hacen explícitos y otros que los personajes acarrean en silencio.
     En segundo término, una historia de García-Lliberós es propiamente historia, una revisión del pasado reciente o más remoto, un tiempo que nos concierne y un espejo deformante en el que malamente nos reflejamos. De 1972 hasta nuestros días, España ha cambiado y lo que era un futuro prometedor de este o de aquel personaje puede convertirse en un pasado interrumpido. Lo oculto. Lo tapado regresa para consumar una historia con final posiblemente siniestro.
     En tercer lugar, una novela de María es un estudio de caracteres, la conducta de personajes, el habla de los tipos humanos. García-Lliberós distingue bien la entonación, el estilo, las muletillas de sus criaturas. Peto más allá de ese don, María domina con maestría el relato en tercera persona con estilo libre indirecto. Mario Vargas Llosa lo descubrió en Gustave Flaubert. Para mi gusto, este recurso (que el narrador se exprese con modismos de los personajes) es una de las habilidades que cultivan los buenos novelistas.
     En cuarto lugar, un relato de María es vicisitud personal y es estado colectivo, un estadio de la vida reciente. Es diálogo, oralidad muy bien captada por el oído de la autora. La vida se va transformando y lo que fue amor puede ser a la vez cinismo, lo que pudo ser coraje es o puede ser cobardía al mismo tiempo.
     En quinto término, una novela de María García-Lliberós es un cruce generacional, una reconstrucción de lo que personajes tan distintos han vivido. La vivencia no es experiencia. Es algo más. Es el sentimiento de lo percibido. En las historias de María hay un estado de cosas y hay un estado de ánimo. No hay fin. El curso de los acontecimientos reúne a personajes alejados, de generaciones distantes, en efecto, para rehabilitar desarreglos o para curar heridas. Ahora bien, no son la fatalidad o la determinación o el simple paso del tiempo aquello que cura. Es la decisión, la responsabilidad, la vergüenza.
     En sexto lugar, una historia de María contiene vestigios de otro tiempo, algún documento que obliga, algún resto material que es sobre todo emocional. Documento viene del latín 'Documentum' y a su vez del infinitivo 'Docere': enseñar, mostrar, instruir. El principal documento que aparece en 'Diario de una sombra' sirve para impartir una lección de coraje y de historia, de contextualizacion y de sensibilización.
     Hay, sí, numerosas razones para leer a María García-Lliberós. Descubra a sus últimos personajes: Gabriel, Gonzalo..., y me paro aquí. La vida familiar, lo que pudo ser, los éxitos, los estigmas y mucho más nos harán cavilar gustosamente.
    
     Publicado en Facebook el pasado 5 de mayo de 2016

     Justo Serna es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia y autor de numerosos libros. Además, es un empedernido lector de novelas y posee una capacidad de análisis envidiable, y de contagiar el placer de su lectura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario