martes, 2 de julio de 2013

"Lluvia de agosto", de Pilar Carrillo



El Nadir Ediciones, SL., 2012

186 páginas.



La lectura de esta primera novela de Pilar Carrillo (Alicante 1968) deja un buen sabor de boca. Está escrita con una prosa cuidada, sencilla, limpia de adjetivos o de adverbios innecesarios, con predominio de frases cortas y rítmicas, en armonía con la historia que nos trasmite. La narradora regresa, quince años más tarde, a la casa de pueblo donde nació y todavía viven sus padres. Le acompaña una sensación de fracaso porque acaba de abandonar a su marido. El reencuentro con el escenario del pasado propicia la recreación de recuerdos y el análisis de lo vivido hasta el momento y, sobre todo, de los comportamientos de su abuela, su madre, y el de ella misma, tres mujeres fuertes que cometieron el mismo error: casarse con un hombre que las decepcionó.

La figura de su abuela materna, Isabela, con quien mantuvo una relación estrecha, cobra una importancia enorme. Isabela fue una mujer de pueblo y de su época (nacida en el primer cuarto del siglo XX), acostumbrada a un entorno de miseria, a un trabajo duro, casada con un pastor de ovejas avaro y egoísta, poseedora de una sabiduría que nace de la experiencia y en el uso de los medios que proporciona la naturaleza, trasmitidos vía oral de madres a hijas. Isabela fue una mujer que no se rindió, ni renunció a ser amada ni al placer sexual.

La novela transmite bien la atmósfera social en la que se mueven los personajes, individuos a los que nadie ha regalado nada, a los que, a pesar de  la pobreza y la ignorancia, mantienen algunas ilusiones, en los que predomina el sentido práctico, incluso la bondad (en Isabela) o la cazurrería, la desconfianza y la avaricia (en Bartolomé, su marido). Un mundo rural donde parir, comer, morir, sufrir o gozar, son tareas que se aceptan sin preguntas y cierto fatalismo, al igual que la sucesión de las estaciones y las cosechas de cebada, trigo, almendra o uva. En el que una niña observadora puede llegar a comprender por sí misma que “debajo de la vida se esconde una violencia desoladora”.

Un relato elaborado desde una perspectiva doméstica y femenina: conversaciones entre madre e hija, complicidades entre abuela y nieta, actividades de costura, de bolillos, entre perolas, intentando sacar partido a la vida desde una actitud de enorme desencanto. Una mirada de la nieta hacia sus orígenes llena de sensibilidad, con la perspectiva de la realidad transformada actual, en la que, a pesar del progreso material, predomina la carga de la nostalgia.

Una hermosa primera novela que conjuga realidad y lirismo, editada con gusto por Ediciones El Nadir, una empresa valenciana cuya trayectoria permite otorgar a cada nuevo título de su catálogo un voto de confianza con la seguridad de no equivocarnos.
María García-Lliberós

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