martes, 9 de octubre de 2012

"Naturaleza casi muerta", de Carmen Riera

Ed. Alfaguara, 2012
288 páginas.

     A los seguidores de la obra de Carmen Riera ("En el útimo azul" es mi novela preferida) nos ha sorprendido esta incursión de la autora en el género negro. Lo hace con solvencia y profesionalidad.
     Se ha inspirado en el hecho cierto de la desaparición, en 2007, de un estudiante Erasmus de la Universidad Autónoma de Barcelona del que, por cierto, nunca más se ha sabido de él.
     Riera situa la acción en noviembre de 2008, en la Universidad de Bellaterra (de la que ella es profesora), en pleno período de protestas por los denominados anti-Bolonia, los nuevos planes para las universidades europeas. Un estudiante rumano desaparece y tres de sus amigos denuncian este hecho y organizan actos para exigir su búsqueda. Riera a partir de ahí, estrutura una trama realista en torno a una serie de asesinatos que se suceden en el curso de los siguientes días. La novela sigue el curso de la investigación que se abre y los crímenes que se suceden al mismo tiempo, y tendrá su desenlace con el esclarecimiento de los mismos.
     Quizás lo más interesante sea el interés de la autora para plasmar los comportamientos de los habitantes de Bellaterra ante estos sucesos extraordinarios: profesores y alumnos, con especial atención sobre las autoridades universitarias. La actuación de la policía autónoma, la reacción del Director General de Interior de la Generalitat, el sentimiento de dolor colectivo amortiguado por uno superior que es el del miedo, la desolación de las familias afectadas. Todo esto se encuentra  trabajado en la novela que se crece conforme avanza. Asimismo, cobra fuerza el análisis de la psicología de un criminal en serie, un individuo que sufre una patología, al igual que la de aquellos otros que los provocan con sus comportamientos tiránicos y aprovechados, elementos de indudable interés.
     La novela se lee con gusto aunque yo haya echado de menos una mayor elaboración en la prosa, esa a la que Riera nos tenía acostumbrada con la maravillosa novela que he citado en el primer párrafo y otras ("Por el cielo y más allá", por ejemplo). En este relato se observa un lenguaje funcional, correcto, por supuesto, al servicio de lo que nos cuenta.

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