281 páginas.
20,90 €, en
papel.
La última novela de Javier Cercas da para el debate. El monarca de las sombras toma como hilo
vertebrador del argumento la reconstrucción de la vida de Manuel Mena, nacido
en Ibahernando, un pueblo mísero de Extremadura, falangista a los
17 años y muerto en la batalla del Ebro a los 19, convertido por su familia en
héroe, una forma de consuelo y, en este caso, algo más. Porque
Manuel Mena era el tío abuelo de Javier Cercas y éste, como autor y persona
pública posicionada en contra del golpe que provocó la guerra civil, siente la
necesidad de aflorar esta historia familiar que había mantenido oculta hasta
ahora. Como ocurría con El impostor
el autor necesita justificarse ante el lector por escribir esta novela, al
sentirse responsable de lo que hicieron sus antepasados, una cuestión
discutible.
Portada |
Javier Cercas lleva a cabo su empeño de forma un tanto enrevesada porque la
historia está contada por dos narradores. El primero, llamado Javier Cercas, es
el encargado de los capítulos impares, habla en primera persona y asume el papel
del literato en busca de documentación para una novela sobre su tío
abuelo y abunda en detalles sobre las personas a las que entrevistó, los escasos testigos
vivos de su existencia, los viajes a Ibahernando, alguno acompañado por David
Trueba, y hasta la visita la casa en Bot (Lérida), hospital para
oficiales en 1938 y donde murió Manuel Mena. Se permite elucubrar, ponerse en la
piel del protagonista, imaginar sus sentimientos, su seducción por Falange al
principio, su decepción posterior ante los horrores de la guerra. El segundo
narrador, que también se llama Javier Cercas, se ocupa de los capítulos pares, y
es una voz que pretende objetiva, incluso llega a afirmar
“no soy un literato y no puedo fantasear, sólo puedo atenerme a los hechos”. De
esta forma introduce, deliberadamente, la confusión en el lector que en su
mente identifica al autor con los dos narradores y compone un libro que mezcla elementos propios de la novela con con otros del ensayo histórico. Los personajes, incluidos los narradores, adoptan nombres que coinciden con los reales.
En cualquier caso, Javier Cercas, muestra una habilidad narrativa
extraordinaria y salva su principal escollo, el escaso material novelable
generado por un joven de 19 años, convirtiendo su historia individual en otra
colectiva, la del primer Tabor de Tiradores de Ifni, regimiento al que lo
destinaron, una unidad de choque, en la que consiguió llegar a ser alférez y
fue herido en varias ocasiones hasta encontrar la muerte. El libro
es, también, un texto sobre batallas militares, producto de una investigación, contadas
con excesivo detalle.
Hay más temas incluidos a lo largo de la novela: el análisis
sociológico de Ibahernando y las causas del odio, el antibelicismo que impregna el texto, el origen de las leyendas, el
desarraigo que produce la emigración (la familia de Javier Cercas acabó
asentándose en Cataluña), la importancia de las mitologías para comprender y
aceptar los hechos como la muerte.
El monarca de las sombras es
un libro que volveré a leer más adelante, porque, a pesar de algunas
objeciones (repeticiones machaconas, descripciones demasiado detallistas), me ha interesado y lo he disfrutado. El último capítulo, muy hermoso y lleno de lirismo. Me agrada la prosa de Cercas, me gusta que haya destripado el proceso de escritura de este libro, he
aprendido con él y, por supuesto, discrepo de algunas críticas malévolas que
han acusado a su autor de intentar blanquear su árbol genealógico. Nada más
lejos de la realidad, desde mi modesta opinión.
Una lectura muy recomendable.
María García-Lliberós
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