lunes, 9 de junio de 2014

"Las semillas del Madomus", de Bel Carrasco


Editorial Versátil. 
349 páginas.
17,50 €
Bel Carrasco








La trayectoria de Bel Carrasco (Valencia, 1952) como novelista se inició el pasado año con la publicación de El relojero de Real (Ed. Atlantis), una historia local que se lee con agrado pero que queda empequeñecida ante Las semillas del Madomus, una obra que, por su envergadura, supone un paso de gigante como escritora y la introduce en la lista de autores valencianos a tener muy en cuenta a partir de ahora.
Las semillas del Madomus entra de lleno en el género fantástico y, siendo una lectura para jóvenes y adultos, nos retrotrae a la época gozosa de la infancia, en la que los cuentos nutrían nuestra imaginación. En este libro, la autora levanta un universo propio dominado por una fantasía desbordante, radicado en el continente Acuaria en el que el dios hermafrodita Damago, tan protector como peligroso, se identifica en un inmenso lago donde fluye la vida y la muerte de sus habitantes. En él se desenvuelven sus criaturas con características humanas algunas, mestizas otras, pues extrae condiciones del mundo animal, y también de nueva creación, producto de la inventiva de Carrasco, que habitan en territorios o profundidades lacustres en función de los distintos destinos a cumplir en sus existencias.
La trama argumental sigue las peripecias de Hanna, una joven herborista y sanadora que se verá obligada a iniciar un viaje hacia Tetra, en el sur, huyendo de la violencia de sus conciudadanos, atizada por un innoble competidor, y en busca de su identidad. Porque en Las semillas del Madomus se muestra sin tapujos el bien y el mal en constante lucha, y serán la envidia, el afán de poder, la avaricia, el odio, al igual que el amor, el anhelo de paz y la piedad, los sentimientos que muevan la acción de los personajes. En cualquier lugar está el mal en forma de prostitución, explotación, guerra y belicosidad. Y en cualquier lugar está el bien ya sea como solidaridad, erotismo, amistad, amor y sexo consentido y libre.
Hanna y sus tres amigos están llamados a vivir todo tipo de aventuras: escaparán de los crueles Xiluros, con alguna merma en el grupo, y de las garras de Mama Chica y su pueblo y, tras numerosas penalidades, vencerá sobre la Reina Delys y llevará la anhelada paz a la isla. Contará con la ayuda de su abuela a través del manuscrito “El libro de Gina”, un cuento dentro de otro mayor, cuya lectura inacabada para el lector alimenta la curiosidad, y conocerá a Moira, depositaria de secretos y poderes ocultos.
Los Madomus son unos árboles mágicos, desaparecidos años atrás, habitados por las dreidas, mujeres con la misión de actuar de vehículos de armonía. Recuperar los Madomus y la fuerza de las dreidas constituirá un objetivo esencial.
Las semillas del Madomus pretende entretener y lo consigue con creces. Estimula la fantasía del lector y sus sentidos con pasajes sensuales y escenas eróticas, así como con la descripción de los singulares personajes (Tresojos, Bufo, Elbos, las mujeres ratas rojas, los dioses Tremonte y Terraflor, Martín Sinhuesos) y alimenta el deseo de justicia. Lo hace con un lenguaje rico, con alguna vena poética, siempre claro, conciso y rítmico. En definitiva, un texto que garantiza una lectura placentera y, por ello, muy recomendable.

María García-Lliberós

Reseña publicada en POSDATA, suplemento cultural de LEVANTE-EMV, el viernes 6 de junio de 2014.

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