miércoles, 7 de abril de 2010
"Los herejes", de Humphrey Slater
Editorial Galaxia Gutemberg / Círculo de Lectores, 2009
267 páginas
Acabo de terminar esta curiosa novela y todavía me siento impregnada de las hondas emociones que me ha producido. Tal vez porque está escrita con una prosa fría, con un estilo informativo de cronista despojado de pasión que consigue hacer visible el horror.
La historia que nos cuenta Slater tiene que ver con la crueldad del fanatismo de esas personas que colocan la acción política por encima de los individuos a los que subordina por completo. De esa forma se justifican las purgas, confesiones, ejecuciones y traiciones.
Pero la tremenda originalidad del autor consiste en contarnos dos historias, aunque él las presente como las dos partes que forman la novela, la primera situada entre 1197 y 1212, en Avignon, una época oscura en la que el poder de los Papas de la Iglesia católica se manifestó de manera despiadada en la persecución y exterminio de los cátaros, torturados y quemados vivos, dejando una manada de niños huérfanos vagabundeando por las calles que acabaron siendo reclutados para una Cruzada infantil. Entre ellos los protagonistas Paul, Simon y Elizabeth. Una historia espeluznante, inspirada en hechos reales, y demoledora, escrita en tono objetivo, sin concesiones y muy eficaz.
La segunda parte se situa en España, entre 1936 y 1939, nuestra Guerra Civil, no menos terrible ni obcecada. Tres antropólogos británicos, amigos desde la infancia, con los mismos nombres que los protagonistas de la primera parte, se encuentran en Málaga cuando estalla el conflicto. Simon, afiliado al partido Comunista, decidirá ingresar en las Brigadas Internacionales. Paul como voluntario decide combatir al lado de los republicanos en el frente de Aragón y Elizabeth, su hermana, ejercerá de periodista para periódicos británicos. El autor se explaya en la toma de decisiones, disparatadas, del alto mando militar republicano, asesorado por agentes rusos, la coyuntura internacional y la deriva de la contienda. y, lo más interesante, es cómo Simon, fanático comunista, no duda en traicionar, con la conciencia tranquila de quien coloca un objetivo político como misión por encima de cualquier relación personal, a su mejor amigo.
Parecía que las dos partes gozaban de total autonomía, pero lo que nos quiere decir el autor, es que los hechos ocurren y se repiten en el tiempo y que el odio y la intolerancia se encuentran tras los métodos políticos de los fascistas, estalinistas y fanáticos en general. La Inquisición no ha muerto, se disfraza de distintos ropajes.
Toda una lección de historia, y lo peor es que me he sorprendido pensando que esos tantanes se sienten rugir por el horizonte.
Una lectura importante.
María García-Lliberós
Nota: el autor inglés, combatió en la guerra civil española en las Brigadas Internacionales, se decepcionó de los métodos empleados por los comunistas y desapareció, en nuestro país, sin dejar rastro cuando tenía 52 años, quién sabe si víctima de alguna purga.
Pienso que este libro, ahora, ante tanto fanatismo que nos rodea, tanta intolerancia ante las opiniones del adversario, tanta descalificación demagógica y trapacería política, cobra enorme actualidad y debería leerse más porque contiene muchas enseñanzas.
ResponderEliminarLuis.