jueves, 18 de febrero de 2010
Dos libros a tener en cuenta.
He leído en las últimas semanas dos libros que valen la pena: El primero "Tokio blues", de Haruki Murakami (Ed. Tusquets) y el segundo "Mil soles espléndidos", de Khaled Hosseini (Ed. Salamandra). Eran dos lecturas que tenía pendientes y de dos autores de los que no había leído nada antes.
A Murakami me aproximaba con un gran respeto (no he leído una sola crítica que no lo ponga por las nubes) y esperaba mucho de este escritor de culto. Probablemente no sea ésta su mejor novela, pues habiéndome gustado, me ha decepcionado. El tema, el primer encuentro de un adolescente con la muerte, el sexo, el dolor, la locura, el amor, fluye a través de una prosa viva, carente de adjetivos, minuciosa respecto a la actividad que desarrolla un protagonista adolescente un tanto apático que parece dejarse llevarse por la personalidad de otros. Las mujeres que aparecen en la obra, sobre todo Midori y Reiko son otra cosa, toman iniciativas, luchan por la felicidad a pesar de todo. Pero el texto transpira una frialdad que me mantenía ajena. Las referencias musicales (de admiración hacia la cultura anglosajona) y gastronómicas (japonesas) son excesivas. Sin embargo, debo anotar que el libro deja huella y sus ideas quedan flotando en la mente durante un tiempo. La escena de Watanabe, el protagonista, en el hospital, cuidando al padre moribundo de Midori, es excelente y ahí muestra un gran talento. He decidido leer más de Murakami.
"Mil soles espléndidos" me ha conmovido. Así de sencillo. Por primera vez he pensado sobre el pueblo afgano de otra manera, como una víctima de su propio destino, de la invasión soviética, de los muyaidines y de los talibanes, y de los errores de los paises occidentales. Ser mujer en un pais islámico es una heroicidad en sí misma. Marian y Laila, las dos esposas del colérico Raschid, son admirables en su pequeño mundo doméstico sabiendo sacar partido a mínimos detalles, pasando de rivales a cómplices en su lucha por la armonía familiar. Un libro imprescindible para comprender el papel de Afganistán en el escenario internacional y, sobre todo, las interioridades de una sociedad sometida a la sinrazón, fanatizada, herida, en la que el dolor parece haberse instalado como un elemento más de la familia.
Dos libros muy diferentes, ubicados en dos sociedades que nos resultan lejanas -la japonesa y la afgana- con códigos de conducta dispares, dos formas de estar en el mundo. Flota una sesación de desconcierto en ambas que sí que nos resulta conocida. Son las eternas preguntas sin respuesta.
Me ha impactado la lectura de "Mil soles esplendidos". El autor utilizando una prosa sencilla y la vez llena de encanto desdramatiza los terribles acontecimientos históricos que convulsionan a la sociedad afgana y que en su vertiente narrativa se significan en la degradante situación de las mujeres de ese país.
ResponderEliminarNovela que como hace María también recomiendo.
"Un lector exigente"
Tokio Blues
ResponderEliminarLa adolescencia como etapa de la vida sirve como pretexto para centrar la narracion, o es la narracion en si misma.
Murakami escoge a unos personajes desconcertados, al limite del desequilibrio emocional. Que no encuentran respuestas a algo tan inherente a la vida como es la muerte; en este caso la muerte buscada, el cese de aliento, la soledad interna que aboca a un suicidio. El amigo que desaparece inaxplicablemente y que con el se lleva una parte importante de la vida de
Naoko y Watanabe,sus compañeros.
Son jovenes deformados que no saben relacionarse con el mundo que les rodea, tampoco saben lo que el mundo quiere de ellos, y ante su desorientacion optan por dejarse llevar por el tedio, porque no tienen ninguna meta, no buscan nada, ni quieren ser nada, les sobra el tiempo.
Watanabe desde el hoy, recuerda estos sucesos y su yo de entonces.Narra en primera persona, se recrea, en lo que ve, escucha, acaricia,saborea,
y en la sensacion que todo ello le produce.
Se tambalea entre el mundo de Naoko: el ensueño
las tiniebls del foso, lo fragmentario, lo esquizoide, lo irreal. Y el de Midori: el sexo,
lo exuberante, la presion humana, el capricho,
la vida real.
Son mujeres distintas, opuestas, pero ambas sienten el sufrimiento de madurar.
Novela que habla del tedio desde un lenguaje dinamico, que habla del horror con una melodia tierna y melancolica, con un tono romantico y los sentimientos volcados en el paisaje.
Novela de preguntas sin respuestas.
Novela de contradicciones encontradas.