martes, 20 de noviembre de 2018

"El rey recibe", de Eduardo Mendoza










           Editorial Seix barral, 201. 
366 páginas
Cada vez que se anuncia un nuevo libro de Eduardo Mendoza me aflora la sonrisa, como un adelanto del placer que espero de su lectura. Es un autor que me cae muy bien, me gusta la actitud con que afronta entrevistas, su ejercicio de libertad y convincente sinceridad y, sobre todo, me gusta su forma de escribir con, ironía e inteligencia. Al autor de El misterio de la cripta embrujada, La verdad sobre el caso Savolta, La ciudad de los prodigios o Una comedia ligera, entre otros títulos, se le exige mucho lo que hace cada vez más difícil la posibilidad de no decepcionar. Es lo que empezaba a ocurrirme con la primera mitad larga de esta novela, donde la lectura fluye con facilidad pero sin divertir ni acabar de interesar.
El rey recibe está concebido como la primera entrega de una trilogía lo que hace arriesgado emitir un juicio con solo un tercio del total de la obra. El protagonista y narrador es Rufo Batalla, un personaje un tanto anodino o acomodaticio que en nada satisface las expectativas que genera su nombre. Entiende de música, abierto de mente, que aspira a pasar inadvertido de acuerdo con los consejos de su padre, que se deja llevar con facilidad hacia relaciones amorosas poco duraderas o convencer para prestar su nombre en asuntos financieros turbios que podrían tener fatales consecuencias futuras.
La novela se estructura en dos partes. En la primera Rufo Batalla, veinteañero, que trabaja como chico para todo en un periódico de Barcelona al que entró por recomendación, recibe el encargo de cubrir en Mallorca una boda real, la del príncipe exilado candidato al trono de Livonia con una señorita de la alta sociedad. Un montaje para la galería. Por razones no explicadas es escogido por el príncipe Tukuulo, mediante métodos poco ortodoxos, para una entrevista en exclusiva, en la que el príncipe sugiere las preguntas y las respuestas, lo que consolida su puesto de periodista. Estamos en 1968, con una tímida apertura tras la ley de Prensa de Fraga.
La segunda parte trascurre en Nueva York y no parece tener nada que ver con la anterior. Allí Rufo se incorpora en un pequeño equipo de funcionarios de la Cámara de Comercio que aparentan trabajar porque lo cierto es que nada es urgente ni necesario a las órdenes de un jefe que exige el respeto absoluto de las formalidades. Da una imagen tópica del funcionariado. Eduardo Mendoza trabajó como traductor en Naciones Unidas entre 1973 y 1982, por lo que ha podido aprovechar sus experiencias neoyorquinas. A través del relato de Rufo nos da una visión personal de la ciudad de la época y de cómo se percibía desde allí, con mucha distancia, los acontecimientos que pasaban en España: atentado a Carrero Blanco, inminente muerte de Franco. Relata una recepción en Nueva York de don Juan Carlos y doña Sofía entonces Príncipes de España, a los residentes españoles que no tiene desperdicio. Pero el lector sigue pensando que no parece que ocurra nada memorable, a pesar de algunas amistades interesantes que dan pie a conversaciones jugosas, en la cotidianidad de un español en la ciudad donde todo es posible.
El relato da un quiebro hacia la página 310, y aquí el lector que haya perseverado, lo que es fácil pues la prosa de Mendoza es fluida, verá recompensado su esfuerzo porque lo que queda hasta el final de libro es lo mejor, a pesar que desde un punto de vista argumental sea incluso suprimible: el reencuentro de nuevo con el príncipe y el relato que hace de la historia de su país, ubicado en la orilla del Báltico, objeto de conquista por parte de misioneros cristianos en el pasado. La ironía de Mendoza aflora con inusitada brillantez para evidenciar las lógicas dispares entre la de los salvajes y la de los misioneros, o el triunfo entre la ética naturalista sobre la perversión misionera cristiana, en tono de humor, pero no por ello menos clarividente. Crítica política de sublime sutileza.
Es lo que me ha decidido a esperar la continuación.

María GarcÍa-Lliberós

sábado, 17 de noviembre de 2018

Presentación de "La función perdida", por Emi Zanón


     El pasado jueves 15 de noviembre tuvo lugar la presentación en Buñol (Valencia) de mi última novela La función perdida.
     Para calentar el ambiente, por la mañana, Pilar Criado, directora de RADIO BUÑOL, me hizo una entrevista que podéis escuchar a través de este enlace:  
    

    Actuó de presentadora la escritora local Emi Zanón, autora de novelas como Yámana, Tierrra del Fuego (Carena, 2014 y Sargantana, 2016) o La hierba azul de Calíope (NPQ, 2018) entre otras, reseñadas en este blog.
    El acto tuvo lugar en la Biblioteca municipal de Buñol. El tiempo no acompañó, estuvo diluviando durante todo el día, y aún así, la presentación estuvo concurrida por un grupo de lectores a los que desde aquí quiero dar de nuevo las gracias. La verdad es que lo pasamos muy bien y en gran parte se debe a ellos. 
    Animó la velada la actuación del cantante y guitarrista Paco Paquito Pancho, un personaje lleno de arte y simpatía
     Reproduzco a continuación la parte de la introducción de Emi Zanón que se centra en la novela La función perdida.
      María García-Lliberós

Emi Zanón y María García-Lliberós

     Gracias María y bienvenida a este pueblo que con tanto cariño te acoge, y yo más por la amistad que nos une, y por el honor que supone hablar de tu nueva obra que, como en tus anteriores novelas, deja manifiesto tu gran capacidad narrativa, tu prosa siempre ágil y bien cuidada, y tu gran conocimiento de la naturaleza humana.
    María nos tiene acostumbrados al universo femenino -han sido mayoría sus protagonistas mujeres con un perfil fuerte y frágil a la vez, luchadoras y con gran poder-, y en esta ocasión se mete en la piel de un hombre para narrar esta historia, cuyo protagonista es Emilio Ferrer, un ingeniero jefe del Área de Proyectos de la Dirección General de Infraestructuras, con gran influencia sobre los políticos de cualquier partido, que tras la crisis, en 2010, y cuarenta años de servicio, se ve obligado a una jubilación para nada deseada.
     Este nuevo estado le lleva a una situación personal en la que de pronto es consciente del gran vacío existencial que ocupa su vida. Le han despojado de lo más valioso que creía tener: su trabajo. Toda su vida dedicada a él, descuidando lo demás: su matrimonio, su familia, sus seres queridos, las relaciones personales, su mundo interior… como él bien dice en un momento de la novela: “haber caminado ciego por la vida”.
     Al igual que al protagonista de la novela anterior Diario de una sombra, Gabriel Pradera, recordaréis, un ambicioso imparable que llega a la cima del poder financiero, Emilio durante su vida ha puesto su poder fuera de él, proyectado en un objetivo, su trabajo, su ego, y cuando éste desaparece, le alcanza el sinsentido de su vida, que tanta angustia y desesperanza le crea, debiendo enfrentarse a nuevos retos, a su pasado familiar y a un futuro incierto.
     Ello genera que su naturaleza cínica y escéptica, en un principio, se incremente a niveles que podríamos llamar de malvados, porque ¡ojo con el tal Emilio, ¡qué chache! como diríamos aquí, en nuestro pueblo, un villano que se cree con el derecho a juzgar a la gente por los mismos errores que él cometió, por sus propios fracasos, descargando todo su rencor y venganza sobre ellos como un acto de redención propia, y no sigo…
     Afortunadamente, sabemos que las crisis son como catalizadores que nos ayudan a salir de donde estamos, nos ayudan a evolucionar. Emilio, decepcionado del género humano, de la vida, poco a poco, aún manteniendo un cierto grado de cinismo, que añade a la novela un toque de humor, algunas veces negro, (la autora introduce este nuevo elemento del humor en su trabajo) que te lleva a la risa y puede que a la carcajada, (Emilio) va sufriendo una profunda transformación gracias en parte  a su gran amigo Guillermo, el otro protagonista, un personaje antagónico, bonachón, optimista, de lealtad inquebrantable, podríamos decir que ambos forman una pareja cervantina, a Marisita, su nieta, y a Trini, una antigua secretaria que viene a ser su tabla de salvamento.
     A lo largo pues de las 350 páginas de la novela, distribuidas en 20 capítulos, a través de la voz del propio Emilio -la novela está escrita en primera persona lo que la hace muy cercana- en un escenario socio-económico y un entorno social conocido, la historia se desarrolla en Valencia entre 2010 y 2015, vamos a ver cómo la autora, después de hacer un recorrido por los temas más relevantes de nuestro tiempo: la soledad, la vejez, la muerte, la viudedad, la amistad, el matrimonio, los hijos, las herencias, el acoso escolar, las nuevas tecnologías… es una temática amplia, nos conduce a la necesidad de revisar y darle sentido a nuestras vidas, pues como bien dice y repite en la novela: “nunca es demasiado tarde”. Para mí, un bello mensaje de esperanza. La esencia misma de la obra.

     La función perdida, editada por Sargantana, en 2017, con un acierto de portada (me ha parecido ese rostro perfecto para el personaje descrito, de hecho cuando la leía lo estaba viendo a él en todo momento), es una novela que ensalza la amistad como el afecto personal más altruista y desinteresado, pero sobre todo hace hincapié, como en su anterior novela, en la dualidad del ser humano, por un lado en el desamor y el vacío existencial que asola a gran parte de nuestra sociedad gobernada como dice el protagonista “por tecnócratas liberales sin alma”, y por otro,en el amor y la esperanza en la capacidad del ser humano para reformarse a sí mismo y reformar el mundo. Yogananda, el padre del yoga en occidente, decía que “el hombre que puede reformarse a sí mismo, es capaz de reformar el mundo”.
     Enhorabuena, María, creo que en esta novela sociológica, podemos ver claramente, una vez más tu capacidad de profundizar en la naturaleza humana y tu propio horizonte personal que evoluciona hacia una visión más optimista y amorosa del ser humano, como dejas patente en estas palabras, que cito a continuación, y que realmente me emocionaron:
   Me siento mejor persona. Me digo, soy un hombre corriente que ha tenido bastante fortuna. Incluso cuando me levanto, siendo un agnóstico declarado, he tomado la costumbre de dirigirme a quien sea, ese Desconocido (en mayúscula), para darle las gracias por estar despierto, por haber dormido bien, por tener a Trini a mi lado y hacer que las personas próximas se sientan queridas por mí. Lo de ir de duro por el mundo se acabó.
     ¡Qué decisión y actitud tan sabia! ¿Verdad?
    En definitiva, La función perdida, una novela interesante y muy amena, recomendable que nos invita a dar un repaso a nuestra vida porque nunca es demasiado tarde.
     Y no me gustaría finalizar sin mencionar, el selecto recorrido literario que hace la autora, como gran lectora y crítica que es, por algunos títulos universales como “Sonata francesa”, de Irene Nevirovsky, una de las historias de amor más bonitas que he conocido.
   Gracias a todos por escucharme, y de nuevo mi querida María ¡Enhorabuena y muchos éxitos!
    Gracias al Ayuntamiento de Buñol y a Ana Perelló, la bibliotecaria, por todo su apoyo, y especialmente gracias a nuestro artista Paco Paquito Pancho que a continuación nos deleitará con su guitarra. A Paco, que ya colaboró en la anterior presentación de María, le pedí, por esto del mensaje de la novela, que interpretara la canción “Nunca es demasiado tarde” de (diferentes grupos)… pero creo que él nos ha preparado una sorpresa (Viva la Vida).

    Emi Zanón


Podéis encontrar también la crónica que ha publicado Emi en su blog literario Emi Zanón-escritora. Aquí el enlace:

http://emizanonsimon.blogspot.com/2018/11/sobre-la-novela-la-funcion-perdida.html













viernes, 2 de noviembre de 2018

Reseña de "La función perdida" en el blog "La librería de Chelo"

https://lalibreriadechelo.wordpress.com/2018/10/30/la-funcion-perdida/

LA FUNCIÓN PERDIDA 

María García-Lliberós
Edit. Sargantana, 2018

Emilio Ferrer, ingeniero y Jefe del Área de Proyectos de la Dirección General de Infraestructuras durante varias décadas, ha sido un hombre importante, respetado y temido, con influencia sobre los políticos de cualquier partido (nadie osó cesarle) debido a su capacidad para adoptar un perfil técnico bien informado y flexible. Era el funcionario que necesitaban a su lado para vestir el expediente y dar cobertura legal a sus tejemanejes. Y con el que no convenía indisponerse porque sabía demasiado. Tenía poder. Cuando en febrero de 2010 pierde su función, en medio de una crisis económica despiadada, su vida da un vuelco al tener que enfrentarse a nuevos retos, a su pasado familiar y a un futuro incierto.
Esta es la primera novela que leo de esta autora, hasta ahora desconocida para mí, pero creo que no será la última, dado que las más de 350 página de LA FUNCIÓN PERDIDA no me han supuesto ningún esfuerzo de lectura, si bien he de confesar que el inicio me costó un poco, pero le di una cuantas páginas más y me he encontrado con una historia muy interesante y bien narrada. Es la que se le plantea a un señor, que ha ocupado un alto cargo en su activa vida profesional en la Administración Pública, cuando llega el momento de su jubilación.
maría
María García-Lliberós – Valencia, 1950
Emilio y Guillermo son dos personajes que María García-Lliberós ha diseñado perfectamente y a los que ha dotado de un carácter y actuación en la vida tan diferentes entre ellos que hace que puedan mantener una férrea amistad que perdura a través de los años. Elena y Adelita, las hijas de ambos, son la antítesis de la bondad de unas hijas hacia sus padres, y están tan bien conseguidos sus caracteres que logra que se hagan antipáticas al lector. Sara y Trini son dos mujeres que se incorporan a sus vida en esta nueva andadura. Sólo por conocer a Nacho y Harry te irías de vacaciones a Nueva York y desearías ser acogido en su flamante apartamento frente a Central Park. Y por último quiero destacar a Marisa, la nieta adolescente de Emilio, una desconocida hasta ese momento en el que se produce un encuentro entre ambos que hará nacer el amor entre abuelo y nieta y que marcará su relación futura.
Una novela muy interesante que te deja un buen sabor de boca al constatar que se puede empezar una nueva vida después de la jubilación y que puede ser incluso más satisfactoria que la anterior. Os recomiendo que la leáis, no os defraudará.